Capítulo 1.

12.7K 945 62
                                    

Hace unos diez minutos llegamos al hospital donde trabaja el hermano de mi papá de corazón, Manuel nos mira con tristeza.

—¿Qué sucede? — Le pregunta Marcos.

Marcos lo conocí cuando tenía diecisiete años, ese día estaba lloviendo y hacía mucho frío. Yo me había escapado de la casa de Rodrigo, el imbécil del hermano de mi madre. Marcos es conocido como "El diablo" es entrenador de boxeo, antes peleaba, pero debido a problemas personales se dedicó a entrenar a jóvenes. Además de ser como un padre para mí, me enseñó a defenderme y me cuido como si fuera su hija. Estoy totalmente agradecida con la vida por haberlo cruzado en mi camino.

—Tengo malas noticias, pequeña. — mira los análisis que me hice hace dos semanas.

—Ya dilo de una maldita vez — gruñe impaciente Marcos.

—Pequeña, tienes que ser fuerte ante lo que te voy a decir — asiento lentamente, los nervios me están consumiendo — Alis fuiste detectada con...Cáncer.

Escucho el jadeo sorprendido de marcos, el mundo para mí se derrumbó en este preciso momento. Si no estuviera sentada me hubiera caído al suelo.

El aire en mis pulmones se cortó y tragó saliva.

—Cáncer — susurro con la voz entrecortada.

—Lo siento tanto. — toma mi mano por encima del escritorio.

—Hay solución ¿no? ¿Se puede recuperar? Yo pago lo que sea — le dice desesperado Marcos y su voz suena entrecortada.

—Lo siento, pero no se puede hacer nada, aunque es algo lento está ahí y... — me levanto de la silla y salgo del consultorio ignorando sus llamados.

Joder.

¿Por qué todo me pasa a mí?

Primero las muertes de mis padres, segundo pasar años de maltrato con la persona que está a tu cuidado y ahora esto. ¿Es que acaso hice algo mal? ¿Me merezco todo este sufrimiento?

Subo las escaleras rápidamente y abro la puerta hacia la azotea del Hospital.

Me apoyo en la pared más cercana y me deslizó hacia el suelo, dejando que las lágrimas fluyan.

Estoy cansada, harta de luchar cada día para que llegue esto y me haga caer en el dolor. Desde la muerte de mis padres traté de salir adelante como pude, me sentía sola en el mundo, sentía que si me iba con ellos nadie me lloraría. Fue entonces que me dije a mi misma "Basta" basta de llorar, de ver mi mundo caer y no hacer nada.

Luché y eso me llevó a conocer personas increíbles que me valoraron, y me brindaron su cariño.

Hace cuatro semanas atrás estaba entrenando con Marcos y me desmayé, lo dejamos pasar, aunque me lleve una regañada de él por "no comer bien". A los pocos días me llegaron unas horribles náuseas, él se preocupó y me trajo al hospital para saber que tenía. Él decía que iba a ser abuelo, preferiría mil veces estar embarazada a morirme. Porque ahora siento que en cualquier momento desaparece y odio sentirme así.

—Aquí estás. — Miro mis manos y muerdo mi labio, se sienta al lado mío — Diablita, mírame.

Niego.

Odio que me vean llorar.

Siento su mano en mi barbilla haciéndome girar en su dirección, sus ojos están rojos de llorar y puedo decir que los míos igual.

—¿Qué?

—No soy bueno para esas cosas... Alentar y eso — levanto una ceja — joder, mierda ¿Por qué es tan difícil? Esa noticia fue un knockout — suspira apartando la mirada — cuando mi hija Flor falleció mi mundo dejó de existir ¿Sabes? Caí en el alcohol, en las drogas. Me olvidé de quien era, pero esa noche había decidido cambiar y ser mejor hombre. Entonces apareciste — ríe limpiando sus lágrimas — sentada en el banco de una plaza mirando hacia todos lados como un conejito asustado y me golpeaste por qué pensaste que era el hijo de puta de tu tío y pensé "Que agallas" En la vida me he arrepentido de varias cosas pero el haberte forma parte de ella fue lo mejor. Vamos a salir adelante juntos y encontraremos una solución, aunque tenga que robar un banco, lo haré por ti.

AlisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora