Nunca ha creído en el amor, hasta que conoce a ellos: cuatro hombres que la harán sentir cosas que nunca había experimentado. ¿Quiénes son? ¿Qué secreto esconden? ¿Podrá Alison superar su pasado y darse una oportunidad para ser feliz?
Esta vez no hui, él huyó, bueno más bien lo llamaron por una emergencia. Joder ¿Qué sucede conmigo? Primero dejo que el pervertido me bese y ahora su hermano. Me mantendría al margen y no lo hice, dejé que mis deseos me dominaran y si, acepto que los deseo.
Pero no puedo evitar sentir que esto está mal.
Mi cabeza me vuelve loca, necesito pensar, además siento un dolor en el pecho. Veo que ellos me tratan como una reina y yo...mintiéndoles, ilusionándolos, estoy jugando con su corazón, como dijo Maiden los tengo en la palma de mi mano y no quiero.
He estado pensando toda la noche después de ver una película de terror con Maiden y decidí decirles la verdad. Quiero quitarme esta sensación de culpabilidad.
Estos hombres definitivamente están cambiándome.
La conexión de mates está haciendo efecto en mí.
Muevo mi pierna nerviosa.
Mis manos tiemblan y siento un horrible nudo en la garganta.
Suelto un suspiro hondo.
Solo tengo que bajar abajo y decirles que estoy muriéndome, solo eso, no es tan difícil.
Tú puedes, Alison Wilson.
—¿Qué me hicieron? — susurro débil.
Admito que tengo miedo, por lo visto no soy la única que tiene el corazón en la mano, para mi desgracia ellos tienen el mío.
Muerdo mi labio, lágrimas empiezan a formarse en mis ojos, con mi mano izquierda tapo mi boca y dejo que las lágrimas fluyan.
No.
No quería llegar a esto.
Soy una idiota, un par de mimos y besos lograron derrumbar todo lo que impedí.
La tristeza que siento es demasiado que me hace no parar de llorar.
Cierro mis ojos.
Tengo que irme.
Bien, mi lado cobarde habló.
No puedo....no puedo estar aquí.
Limpio todo el rastro de lágrimas que cayeron de mis ojos y respiro hondo, alzó la mirada y la enfoco en mi mochila que está puesta en una silla marrón colgada.
Con el pensamiento de huir me levanto y la tomo, rápidamente me acerco al ropero que me prestaron y agarró toda la ropa junta, y la tiró a la cama. Abro el cierre de mi mochila y deprisa guardo todo amontonado, sin ordenarlo, mi cámara que está en la mesita la guardó en el bolsillo del medio.
Afligida, es como me siento.
Una vez que tengo todo guardado cuelgo la correa de mi mochila en mi hombro, avanzó hasta la puerta y tomó el picaporte.
Inmóvil miró la puerta indecisa. Resoplo.
Esta no soy yo, no soy ninguna cobarde, enfrentó los problemas que se me atraviesan, pero hoy, hoy quiero desaparecer.
No me siento preparada para enfrentarlos.
"A veces la mente se vuelve racional y olvida lo que el corazón siente"
El corazón no olvida, seguirá recordándote aquellos recuerdos que quieres olvidar hasta que los recuerdos sean más intensos y aparezcan en tu mente.
Lanzó la mochila hacia la cama y apoyó mi frente en la puerta, me sobresaltó al sentir un golpe en ella.
—¿Sí? — Preguntó con la voz trémula.
—Soy Federico, quería saber si querías dar un paseo conmigo — dice del otro lado de la puerta.
He notado que Federico es educado e inquieto, Nicolás es autoritario, serio, trabajador e introvertido y bueno Maiden es divertido, alegre, dulce, travieso y sensible, y por último Andrés, además de ser un gran cocinero tiene una personalidad amable, listo y simpático.
Abro la puerta.
—¿Qué dices? — me pregunta animado, su mirada viaja detrás de mí y frunce el ceño, esta vez me observa — ¿Por qué...? Estabas llorando — comenta tomándome de las mejillas — ¿Qué sucede?
Retiro la mirada de sus ojos preocupados.
—Nada. — miento.
—No me mientas — hace que lo mire a los ojos — ¿Los chicos te hicieron algo?
Niego con la cabeza.
—Tengo algo que decirles a los cuatro, ¿Están abajo?
—Si.... ¿Está todo bien? — asiento.
Aún confundido me sigue, ambos bajamos las escaleras donde Andrés y Maiden están bebiendo, y riendo.
—Oigan — Federico los llama — Tiene algo que decirnos.
Los ojos de los dos recaen en mí, me examinan, el primero en acercarse es Maiden quien me toma de las mejillas y deja un beso en mi frente.
—Eres fuerte.
Sonrió.
Él tiene algo que me tranquiliza.
—¡Nicolás!
Luego de que todos estamos en la sala, cada uno toma asiento, la mirada de los cuatro está en mí, se ven algo ansiosos y preocupados.
—Amm.....los reuní porque quiero ser honesta con ustedes — me contemplan con atención, soy fuerte — tengo cáncer, me lo diagnosticaron antes de aparecer aquí. Han sido muy buenos conmigo en este poco tiempo y no se — rio nerviosa para no llorar, tengo la cabeza cabizbaja, no me atrevo a verlos — no me sentía bien ocultándose los.
Armándome de valor levanto la mirada enfocándola en ellos, han estado silenciosos desde qué les dije mi secreto. Al que tengo más cerca es a Maiden, él tiene las cejas levantadas hacia arriba y las comisuras de sus labios caídas. Parece estar a punto de llorar, los demás están sorprendidos y veo una pizca de tristeza en sus ojos grises.
—No sé qué decir — habla Federico y se pasa la mano por el pelo en gesto de estar perdido.
Cierro los ojos al sentir los brazos de Maiden alrededor de mi cintura, está hincado abrazándome fuertemente, apoyo mi barbilla en su cabeza y le devuelvo el abrazo, gimotea consiguiendo que sienta mi corazón partirse en dos. Otros brazos se unen a nuestro abrazo, uno de ellos deja un beso en mi cabeza.
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