Our Ackerbond | Más de Cuatro Años de Infierno

Calentura

Se encontraba caminando de un lado para otro en círculos, estaba sudado y repetía muchas veces un susurro, esperando intranquilamente alguna respuesta, alguien o tan siquiera un mínimo ruido proviniendo de aquella puerta.

Después se detuvo de un sobresalto, un señor con ropas blancas salió de la clínica y se dirigió a el mientras se acomodaba los lentes, después, escuchó las palabras que estuvo esperando toda la mañana.

- La joven se encuentra bien, pudo resistir toda la noche y está recuperándose, ya puede pasar.- Comentó el hombre.

Solo alcanzó a dar una reverencia y un simple Gracias mientras estrechaba su mano y le saludaba con un apretón, porque luego se apartó y corrió lo más que pudo hasta la habitación y cerró la puerta de un portazo.

Estaba muy ansioso y angustiado.

- ¡Hanji!- Fue lo primero que salió de su boca. Se dirigió a la camilla y agarró las manos de la mujer mientras le acariciaba y le miraba con preocupación.- No sabe lo contento que me encuentro del que usted esté a salvo.- Agregó.

Ella dio un suspiro lento y cortante, luego ladeo su cabeza lentamente hasta que su mirada quedara dirigida a la mirada de su amigo, y esbozó una sonrisa.

- Me siento cansada... No sé por qué...- Comentó agotada, mientras apenas lograba mantener abiertos sus ojos. El cambió su expresión a una más amigable, estaba aliviado en gran manera.

- Usted recibió un balazo en su brazo, hubo una gran pérdida de sangre, fue hospitalizada la misma tarde de ayer. Por fortuna, me enteré del suceso por el periódico, al aparecer su nombre en la portada, no aguanté más y llegué hasta aquí junto con mi compañera. Hanji, yo..- Ahora en su rostro se pintaba una expresión irritada, por el simple hecho de no haber estado ahí para poder ayudarla y evitar que sucediese eso, sentía que si el hubiera estado ahí, todo hubiese sido distinto.

- ¿En que estaba pensando? Creí que el equipo cooperaría con ayudarla en todo para evitar cosas cómo estas. Creo que no debí aceptar la misión de las escrituras y me hubiera quedado con usted.- Lo último lo dijo con un notorio enojo, ella le conocía bien, el siempre se culpaba a sí mismo cuando algo le ocurría y haría lo posible para redimirse y lograr remendar las cosas, cuando a veces no hacía falta. Ella le regaló una exhausta, pero sincera sonrisa.

- No es tu culpa... Recuerda, todo fue mi responsabilidad, nada ni nadie tiene la culpa de ello, ni siquiera yo...- Cerró los ojos para soltar otro desgastado suspiro.- Después de todo, al final resulté ganando... Lo que deberías darme serían las felicidades, Moblit.- Comentó con un tono gracioso, este dio un suspiro y sonrió también. A veces con Hanji solo había que rendirse y seguirle la corriente, eso mejoraría, en muchas ocasiones, la situación.

Después de aquella visita, el Comandante Erwin llegó al hospital junto con el Capitán Levi. Se encontraron con los escuadrones de Hanji y Levi. Después de que la líder se lograra recuperar lo suficiente, impartieron camino para regresar a Rose, en los carruajes con los que habían llegado días antes.

Llegaron esa misma tarde, casi de noche.  Llegaron al cuartel en una sola pieza. Llevaron a Hanji a una enfermería para atenderle como era debido y después los escuadrones se ubicaron a sus respectivas habitaciones para descansar y conversar, mientras gritaban o reían de alivio sabiendo el que, habían sobrevivido todos sin ser atrapados en aquella misión.

Oruo corrió donde Petra, y ambos se abrazaron mientras luego le seguían Eld y Gunther. Donde aquel grupo de amigos ya se encontraban llorando mientras mantenían su abrazo. Fue una escena conmovedora.

Luego estaba el escuadrón de Hanji, quiénes se divirtieron juntos mientras bebían algunas botellas de alcohol. Nifa se encontraba regañando al resto por la ausencia de estos durante la misión. Moblit no se encontraba con ellos, no planeaba apartarse de Hanji hasta que por lo menos esta lograra ponerse de pie.