Capítulo 6 🌹

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Beatrice

Llevaba algunos días en el Night Club y tenía que aceptar que lo estaba pasando era mucho mejor de lo que me había imaginado. Todos aquí eran muy amables, desde madame Ricci hasta las chicas que trabajaban aquí cada noche. Los guardias no me dejaban ni asomar las narices a la puerta, temían que André anduviera por ahí vigilando. Y no dudaba que así fuera, lo conocía tan bien que estaba segura anda por ahí vigilando de cerca para asegurar que estuviera aquí vendiendo mi cuerpo cómo tanto él quería.

Había recuperado un poco del peso que perdí todos estos años, los golpes que tenía en la piel iban desapareciendo de a poco y el dolor era menos entre más días pasaban. Me gustaba vivir aquí pero me sentía cómo una carga con la que nadie debía cargar. No me dejaban hacer nada, ni siquiera podía limpiar la mesa porque me decían que no.

Aquella mañana cuando desperté madame Ricci no estaba en la habitación, me encontré sola así que decidí dar una vuelta por el club que era mucho más grande de lo que parecía por fuera. Bajé las escaleras y ahí estaba ella, dando órdenes a un joven que movía las sillas y las mesas. Estaban limpiando el piso del club.

—¡Bea! —al acercarme dejó un beso en mi mejilla. Hoy su cabello estaba recogido, entre sus dedos sostenía uno de esos largos cigarrillos que me daban algo de risa, se veían chistosos —. ¿Cómo estás?

—Me siento muy bien pero me gustaría trabajar, hacer algo. Me siento cómo una carga aquí —suspiré —. Puedo trabajar aquí en el club. Puedo lavar los pisos, los baños o vender mi cuerpo...Siempre lo he hecho.

—Vitale no quiere que trabajes, mucho menos que vendas tu cuerpo.

¿Por qué haría eso si ni siquiera me conoce?

—¿Por qué? —se encogió de hombros.

—No sé pero sus órdenes han sido que no debes trabajar, nadie te puede poner un dedo encima y ese sujeto no puede poner un pie dentro.

—Es algo estricto, ¿no? —negó un poco.

—Nada de eso puede parecer frío y estricto pero no lo es. Vitale es muy bueno.

—Es es el Don de la Ndrangheta —le recordé.

—Sé que lo es pero eso no lo hace malo, hay personas que son peores que Vitale —si ella lo decía era por algo y no iba a juzgar a Vitale solo por las apariencias —. ¿Lo conoces? —levantó una ceja y le dio una calada al cigarrillo.

—No...bueno creo que sí —los recuerdos de mi niñez eran nada más que retazos, no podía conectar una imagen con otra, todo era confusión en mi cabeza —. Sé que lo he visto en algún lado.

Botó el humo por la boca lentamente.

—Pues yo creo que él te conoce a ti, no hace este tipo de cosas por nadie que no le importe —sonreí —. Lo que sea que Vitale tenga pensado para ti sé que será algo bueno.

—¿Eso crees? —asintió sin pensarlo.

—Estoy segura —se enganchó de mi brazo y caminamos hacia donde las chicas se cambiaban de ropa y guardaban sus cosas —. Vamos a ver a las chicas.

Recorrimos el pasillo que llevaba al camerino y entramos donde las chicas ya se estaban arreglando. Por lo que había escuchado esta noche sería importante porque la entrada sería exclusiva y más costosa de lo que ya era de por sí. Asistirán personas importantes de la política así que las chicas se tenían que ver hermosas y atractivas.

—¿Cómo va todo? ¿Bien? —les preguntó madame Ricci a las chicas que iban de un lado al otro buscando su vestuario.

—Todo bien pero estamos nerviosas, ¿si algo sale mal? —pasó saliva.

Anhelo (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora