Capítulo 12 🌹

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Bea

Me estrujaba los dedos a cada rato pensando lo peor, que algo malo le había pasado a Vitale. Estábamos todos en la sala, hasta Fio estaba aquí, sin saber nada del jefe de la casa. Creo que Chiara era la más preocupada de todos, revisaba su móvil, iba de un lado de la sala al otro extremo, me miraba con odio y no entendía porque.

—Debí ir con él y no quedarme en la casa —espetó mirándome mal.

—Chiara —intervino la matriarca de la casa.

—Siempre voy con él, siempre y esta vez me pidió quedarme para cuidar...—antes de decir mi nombre se quedó callada cuando Samuele y su madre la miraron mal.

—Vitale va a estar bien, siempre sale librado de todo lo que le pasa —habló Samuele. Chiara se alejó para llamar de nuevo por teléfono.

—Siento que esto es mi culpa —dije —. Vitale le pidió a Chiara quedarse para cuidar de mí y por eso no fue con él —me miraba desde el otro extremo con odio, yo también me odiaba en este momento.

—Esto no es tu culpa, cariño —habló Francesca —. Te aseguro que si Chiara hubiese ido con él esto iba a pasar de todos modos.

Creo que ellos ya estaban más que acostumbrados a este tipo de situaciones porque no se veían tan preocupados, lo estaban pero no como lo estaba yo o hasta la misma Fio.

—Voy a buscarlo —llegó Chiara.

—¿A dónde vas a ir? —le preguntó Samuele —. No sabemos a donde fue o donde puede estar.

Soltó un suspiro y fue hacia la ventana que daba al patio.

—Todo va a estar bien —habló Samuele a mi lado —. No te preocupes.

—No me pidas eso —murmuré —. Tu hermano se ha portado tan bien conmigo y no se me hace justo que algo malo le pase en este momento —sentía un nudo en la garganta. Quería llorar.

Chase llegó y dejó en la mesita de la sala una bandeja con tazas de té, azúcar y las cucharas.

—Gracias, Chase —Francesca le sonrió.

—Si necesitan algo me llaman —pasó al lado de Aslan y deslizó la mano por su lomo, el can se dejó hacer y se quedó al lado de su dueño, Samuele.

Pasaron algunos minutos en los que nadie tocó las tazas con té, estábamos más preocupados por Vitale que por intentar calmar nuestros nervios.

—¡Llegó! —informó Chiara y fue la primera en salir corriendo hacia la puerta principal. Detrás de ella salimos los demás. La puerta se estaba cerrando y la camioneta se detuvo frente a nosotros. Nos dimos cuenta que esta tenía algunos impactos de bala, al igual que los vidrios.

—¡Vitale! —gritó su madre emocionada cuando Vitale puso un pie fuera de la camioneta —. Llámale al doctor —le dijo a Samuele, se acercó a su hijo y le ayudó a salir.

Corrí del otro lado y juntas lo llevamos dentro de la casa.

—A su habitación —dijo su madre y obedecí.

—¿Qué pasó? —fue lo último que le escuché preguntar a Chiara, subimos con cuidado las escaleras y cuando puse una mano en su estómago esta se llenó de sangre. Sentí un mareo pero no me permití desmayarme, tenía que llevarlo a su habitación.

—Estoy bien —murmuró con dolor, soltó un quejido y arrugó la nariz.

—No estás bien —lo regañó su madre —. ¿Qué pasó? —le preguntó.

Me estiré para empujar la puerta y entramos.

—Nos atacaron —lo sentamos en la orilla de la cama, tenía algunos golpes en el rostro, quité mi mano y la sangre no dejaba de salir.

Anhelo (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora