Bea
Todo se encontraba oscuro a mi alrededor, por más que intentaba enfocar la mirada hacia algún punto frente a mí no veía nada, ni siquiera mis manos. Di un paso y algo debajo de mis pies crujió, se escuchó como una rama seca. Di otro paso y otro más hasta que me detuve de golpe llevando mis manos a la cabeza, sentía tanta frustración y dolor, un vacío en el pecho que me quemaba por dentro. Di un par de vueltas con la esperanza de salir de este agujero negro, no sabía donde me encontraba, qué estaba pasando.
—¡Ayuda! —grité tan fuerte como pude hacerlo —. ¡Alguien que me ayude! —volví a gritar desgarrando mi garganta —. Alguien, por favor —las lágrimas ácidas quemaban mis mejillas —. Por favor.
—Bea, cariño —mi mundo se sacudió bajo mis pies y el suelo se empezó a abrir, cayendo en un agujero negro del que se me iba a complicar salir —. Bea —abrí los ojos de golpe después de una sacudida.
—¿Qué pasa? —miré a mi alrededor, me encontraba en mi habitación con Vitale a un lado, que me miraba asustado.
—Tenías una pesadilla, ¿estás bien? —asentí. Llevé una mano a mi pecho donde mi corazón latía frenético —. ¿Fue eso? —asentí ante la pregunta de Vitale. Mis ojos se llenaron de lágrimas y apoyé mi mejilla en su pecho —. ¿Qué pasa?
—Tengo un mal presentimiento —hice puño la mano que seguía en mi pecho.
—Todo va a estar bien —dejó un suave beso en mi frente —. No va a pasar nada —asentí.
Pero cuando existía un mal presentimiento era el aviso de que algo muy malo estaba a punto de pasar. No me sorprendió tanto que al otro día recibiéramos malas noticias que iban a cambiar nuestras vidas para siempre, nada sería lo mismo después de ese día.
Cuando desperté Vitale no se encontraba a mi lado, supuse que tenía mucho trabajo ya que estos días se había dedicado a mí y su familia. Le agradecía que se quedara a nuestro lado pero tenía cosas que hacer, asuntos que arreglar y mucho trabajo que terminar antes de que Rossi se hiciera cargo de Massima y así librarnos de una vez por todas de ese parásito.
Me di una ducha, me puse ropa cómoda y salí de la habitación para bajar a la cocina donde estaban todos desayunando, Vitale entre ellos. Me acerqué a él y dejé un beso en la mejilla.
—Buenos días —saludé a todos. Chase preparaba el desayuno y Aslan esperaba al lado de Samuele.
—Buenos días, Bea —respondieron todos a mi saludo.
Me senté al lado de Vitale, quien no tardó en tomar mi mano con la suya y dejar un suave apretón. Chase se acercó para dejar el desayuno frente a mí.
—Gracias, Chase —me sonrió.
—De nada, cariño —regresó detrás de la estufa. Bella se encontraba en un porta bebé y Fran se encargaba de darle papilla de fruta.
—Creí que estabas trabajando —le dije a Vitale.
—Iba a salir pero Chiara dijo que ella se podía encargar —palmeó mi mano.
—¿Todo bien? —asintió.
—Solo me quiero asegurar de que Alessia está bien, sabes que no confío en Massima.
—Si a esas vamos yo tampoco confío en él —confesé.
De repente el móvil de Vitale empezó a sonar y lo sacó del bolsillo de su pantalón, tuvo que soltar mi mano para poder responder.
—Chiara —dijo. Su madre lo miró unos segundos antes de mirar de nuevo a Bella que seguía desayunando al igual que los demás —. ¿Qué pasa? —su rostro se deformó. Algo malo estaba pasando —. Voy para allá —se puso de pie de golpe y sin decirle nada a nadie salió del comedor.
ESTÁS LEYENDO
Anhelo (COMPLETO)
Romance"Una luz en la oscuridad" Gracias a la hermosa portada a @NaniGarces