22 Transformación II

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Narrador Omnisciente

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Narrador Omnisciente

Eva solía mirar con añoranza mientras los demás realizaban tareas cotidianas con facilidad, como abrir frascos o escribir. Ella, en cambio, tenía días en los que se encontraba limitada por ese dolor que parecía apoderarse de su cuerpo. Los médicos del pueblo no lograron encontrar una solución clara, y solo le aconsejaban que quedara embarazada para controlar el maná.

Eva se acostaba en su cama, con su cuerpo adolorido buscando descanso, y luchaba por encontrar una posición cómoda para dormir. El dolor se volvía un visitante constante, una presencia que oscurecía su tranquilidad y la llenaba de frustración.

A pesar de su dolor, Eva se negaba a rendirse. Cada día, se levantaba con determinación y se dirigía a su instituto o ayudaba en el anexo.

Un día, mientras exploraba la biblioteca de la mansión de su suegro en busca de algo que pudiera aliviar su malestar, Eva encontró un pequeño diario entre las páginas de un libro antiguo. Las palabras garabateadas en las páginas amarillentas pertenecían a su tía, quien también había enfrentado dificultades en su vida. A medida que Eva leía las historias y los pensamientos de esta mujer, encontraba un atisbo de inspiración.

Decidió que no permitiría que el dolor definiera su vida. Aunque no tenía poderes mágicos para sanar su cuerpo, tenía el poder de transformar su perspectiva. Comenzó a escribir en su propio diario, compartiendo sus pensamientos, sus luchas y sus pequeñas victorias. Cada palabra escrita era un paso hacia la aceptación y la resistencia.


EVA

Por primera vez esta noche, cuando Merc (Stefan) me dio un beso de despedida, pude percibir el tono de su maná. Era de un rojo intenso, indicando que el fuego era su elemento. Esta revelación me llenó de felicidad de alguna manera, como si finalmente estuviera empezando a entender una parte esencial de él.

—De repente te desmayaste; me preocupé —dijo Merc, parado a mi lado en la cama. Con un gesto suave, encendió la pequeña chimenea de la habitación usando su maná, y el calor del fuego llenó el espacio.

—¿Es tu maná? —preguntó el patriarca, de pie frente a la cama, su mirada fija en mí.

—Sí, padre —respondí, bajando el rostro, sintiendo una mezcla de vergüenza y preocupación.

—Ya saben lo que deben hacer si no quieres que el poder te consuma —suspiró el patriarca, poniendo una mano en su sien—. Tu cuerpo no aguantará mucho tiempo este crecimiento de maná —y se marchó, dejándonos en un silencio cargado de tensión.

—¿Estás bien, princesa? —preguntó Merc, su voz llena de preocupación.

—Sí —solloce, mientras Merc acariciaba mi mejilla. Podía sentir el calor de sus manos, reconfortante y tranquilizador.

—No te preocupes, nosotros esperaremos el tiempo que necesites —dijo con dulzura, sus palabras llenas de promesas.

Me reconfortaron sus palabras, sin embargo, me preocupaba que mi cuerpo no pudiera resistir. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero también sabía que no estaba sola. Con Merc a mi lado, sentía que podía enfrentar cualquier desafío.

Eva y sus 7 maridos (Completa [+18])Donde viven las historias. Descúbrelo ahora