Eva era la del medio entre sus dos hermanas, ni la más odiada ni la más amada, pero todo cambió cuando siete hombres llegaron a su vida, cambiando su destinó.😯
¿En esta historia que podrá más; el primer amor o el deber?💍
-Si le doy un hijo a su f...
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BLANCA
Tiempo después
Al volver al pueblo, el jardín secreto fue mi lugar predilecto. Fue en aquel punto donde Gustave me enseñó a diseñar, y me emocioné tanto con el diseño (de ropa y parajes) que me convertí en una de las mejores de la escuela, la preparatoria e incluso la universidad.
—Hermano —sentía una honda aflicción por el peso de su ausencia —solo quería amarte sin esconderlo.
Postre el rostro y Albert me abraza. Él siempre estaba ahí para consolarme.
—Eres mi amiga —me expreso —pero esa persona que tanto hacías es cruel.
—¿Por qué me ayudas tanto?
—Porque eres la mejor persona que he conocido y mereces ser feliz.
—Gracias —dije recibiendo un gran consuelo con las palabras de mi primo y amigo Albert.
GUSTAVE
Lo que más me preocupaba del viaje era la vida sin mí, de Blanca. Mi sufrimiento se descompuso en una ira ciega contra el mundo, y aun contra mi mismo, y aquellos sentimientos me dieron la fuerza para volver a empezar. Siendo el frío alfa que mi padre siempre quiso.
BLANCA
—Albert, dile a los demás que mañana tenemos ensayo.
Siento una aparición aquí que me irrita.
—¿Qué deseas Leopold?
—¡Estuviste genial Blanca! —me dijo Leopold admirado.
—Gracias, pero no he olvidado que faltaste al ensayo —en ese momento Albert, que estaba concentrado en su móvil, nos interrumpió.
—Blanca, estás formalmente invitada a la fiesta por el compromiso de mi prima —Albert me informó —mi tía me pidió que invitara al mejor diseñador de nuestra facultad y pensé en ti, medítalo.
—La hija del famoso pintor Danés.
—Sí.
—Ok, iré —al aceptar el emocionado se marchó
—¿Olvidaste algo?
—Bueno, si —Leopold me respondió frente a mi casa —me preguntaba cuándo volverás a intentar salir con alguien.
—Cuando lo haga —me moleste —te avisaré —y cerré la puerta.
La noche siguiente.
Mire por la ventana del auto conmocionada, al igual que Albert al cerciorarme que la fiesta era en la misma gran casa en la cual crecí junto a Gustave. Nunca imaginé volver a este lugar.
—¿De quién es esta casa? —le pregunté a Albert.
—De la familia del novio de mi prima, mejor dicho nuestra prima segunda.