De arriba a abajo estás muy majo, de cuerpo entero estas de miedo. Pero ¿para qué tanto rodeo?. . ¿Para decirte que te quiero?
EVA
Después de que Oliver me confesara su amor apasionadamente, no podía creer verlos coquetear y me sentí algo traicionada. No dije nada mientras Rosa y yo nos alejábamos, pero el dolor y la confusión se arremolinaban en mi interior. Al menos, pensé, dejaría en paz a mi novio. Esa noche, mientras preparaba la cena junto a Stefan, reflexionaba sobre todo lo que había sucedido.
—Cuando cocinas debes ponerle el corazón a lo que haces —dijo Stefan, golpeándome la frente con un pepino de manera juguetona.
—¡Quítame ese pepino de la cara, Dios mío! Solo mantente quieto, ¿sí? —respondí, tratando de mantener la compostura mientras me reía.
—¿Me mandas a callar? Soy mayor que tú y tu futuro marido —dijo Stefan, fingiendo estar ofendido, pero con una sonrisa traviesa en su rostro.
—Detente —le pedí, riendo mientras volvía a poner el pepino en mi rostro—. Nada más mantente tranquilo, déjame secar los platos para preparar la cena.
Stefan se acercó y me abrazó por detrás, sus brazos rodeándome con calidez. —Lo siento, solo quería hacerte reír —susurró en mi oído.
—Lo sé —respondí, apoyando mi cabeza en su pecho por un momento antes de volver a mis tareas—. Pero en serio, tenemos que terminar esto antes de que se enfríe.
Mientras cocinábamos juntos, no podía evitar sentir una mezcla de emociones. La traición que sentí al ver a Oliver y Kate coqueteando, la calidez del abrazo de Stefan, y la confusión sobre mis propios sentimientos. Todo se entrelazaba en una maraña de pensamientos que me resultaba difícil desenredar.
Stefan, ajeno a mi tormento interno, continuó bromeando y ayudándome con la cena. Su presencia era reconfortante, y poco a poco, comencé a relajarme. Sabía que, a pesar de todo, tenía que encontrar una manera de lidiar con mis sentimientos y seguir adelante.
Narrador Omnisciente
El aroma del tomate fresco y las hierbas llenaba el aire, y Stefan comenzó a preparar la salsa marinara casera con una mezcla de concentración y pasión. Sus manos se movían con gracia mientras cortaba los tomates maduros en trozos perfectos y picaba el ajo en pedacitos pequeños. La cocina se llenó de los aromas familiares de la cocina de su infancia, de las enseñanzas que su nana le había transmitido con amor.
La cacerola en la estufa empezó a burbujear con la salsa recién preparada, y Stefan se logró un suspiro de satisfacción mientras revolvía los ingredientes con su cuchara de madera favorita. El vapor cálido acariciaba su rostro, creando un ambiente acogedor y hogareño. Mientras la salsa continuaba cocinándose a fuego lento, Stefan se sumergió en la tarea siguiente: los tostones.
Sacó los plátanos verdes, cortó los extremos y los peló con cuidado, revelando la carne suave y cremosa en el interior. Después, los cortes en rodajas gruesas y las sacudidas con cuidado en el aceite caliente de la sartén. El sonido del aceite chisporroteando llenó la cocina, y Stefan sacó las rodajas de plátano mientras se doraban gradualmente hasta obtener un tono dorado y crujiente.
Con los tostones listos, Stefan los restos de la sartén y los golpes sobre un papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Después, sazonó con una pizca de sal, realizando el sabor natural de los plátanos. Mientras trabajaban en cada paso, su mente se llenaba de imágenes de Eva: su sonrisa encantadora, su risa melodiosa y los pocos momentos que habían compartido juntos.
Finalmente, llegó el momento de cocinar los espaguetis. Stefan vertió la pasta en una olla con agua hirviendo y la cocinó al dente, justo como le gustó a Eva. Mientras la pasta se cocía, volvió su atención a la salsa marinara, añadiendo una pizca de orégano y una hoja de albahaca fresca para realzar los sabores.
Con todo listo, Eva montó cuidadosamente los platos. Colocó una generosa cantidad de espaguetis en cada plato y vertió la salsa marinara sobre ellos, mezclando con ternura los ingredientes para asegurarse de que estuvieran bien impregnados. Finalmente, Stefan dispuso los tostones dorados al lado, creando un contraste perfecto entre lo crujiente y lo suave.
EVA
Luego
—Ahora comeremos nuestro manjar: espagueti con tostones y vegetales —dijo Stefan orgulloso, colocando los platos en la mesa.
—¿Delicioso? —pregunté, sonriendo mientras tomaba un bocado.
—Muy delicioso. Tienes algo en tu boca, Eva —dijo Stefan, señalando con una sonrisa.
—Bueno, lo mismo va para ti —respondí, riendo mientras le señalaba un trozo de espagueti en su barbilla.
Siempre es así de acogedor vivir con alguien, pensé mientras compartíamos la cena. La calidez y la camaradería hacían que cada momento juntos fuera especial.
6 días después
Rosa me contó que Oliver había rechazado a Kate. A medida que la fui conociendo mejor, no pude evitar sentir compasión por ella. Había algo vulnerable en su actitud que me hacía querer entenderla mejor.
—¿Les gustaría viajar y conocer la ciudad natal de mis padres mañana? —nos ofreció Kate a Rosa y a mí, su voz llena de entusiasmo.
Sentadas en el sillón de la sala de su apartamento, respondimos con entusiasmo: —¡Sí!
Le conté esto al patriarca y él me dio su aprobación porque conocía a Kate desde niña. Su aprobación me dio una sensación de alivio y emoción por el viaje.
Al día siguiente
Cuando llegamos allí, la zona era impresionante. Las montañas se alzaban majestuosas y los campos verdes se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Después de dar un rápido vistazo a la ciudad, caminamos hasta su granja, una hermosa propiedad rodeada de naturaleza.
—Invitemos a Stefan —sugirió Román— y a Oliver.
Al llegar, noté que Oliver estaba distante. Me sentí triste y frustrada, pero sabía que tenía que dejarlo ir. No podía seguir aferrándome a algo que no podía ser.
Stefan llegó en un estado similar, con una expresión sombría. Cuando intenté tomarlo del brazo, me rechazó suavemente.
—¿Te pasa algo, Stefan? —le pregunté, preocupada.
—No, no es nada —respondió, negando con la cabeza y dejándome sentada sola en el jardín. Casi lloro, preguntándome qué les habría pasado a ambos.
La tarde transcurrió lentamente, y aunque el paisaje era hermoso, no podía disfrutarlo plenamente. La distancia entre Stefan y yo, y la frialdad de Oliver, pesaban en mi corazón. Sentía que algo importante se estaba desmoronando, y no sabía cómo detenerlo.
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Eva y sus 7 maridos (Completa [+18])
Roman d'amourEva era la del medio entre sus dos hermanas, ni la más odiada ni la más amada, pero todo cambió cuando siete hombres llegaron a su vida, cambiando su destinó.😯 ¿En esta historia que podrá más; el primer amor o el deber?💍 -Si le doy un hijo a su f...