Capítulo 3*

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BEVERLY QUEENS

Lo mate.

No, no, no. Las cosas no tenían que ser así, pero él tuvo la culpa, yo en ningún momento le dije que se metiera a mi casa.

Dios, tenía el cadáver de tu chico en mi casa.

Su familia va a querer meterte a prisión.

No podría soportar estar ahí, sola, sin amigos, sin acondicionador para mi cabello. Moriría ahí, todo por este ladrón.

Agarre mi laptop y busque en el navegador como esconder un cadáver si levantar sospechas.

Las recomendaciones que salían no eran muy efectivas, tomando en cuenta que estoy en la ciudad, dicen que en un lugar apartado es mejor, ya que hay más movilidad al no ser visto.

Bien, tal vez si espero a que todos se duerman, que sea la madrugada y poder llevarlo a algún establo y pagarle al granjero para que se lo de a los animales...

Beverly, actualízate. No iría a una granja a hacer trato con granjero, eso me queda muy lejos, tiene que ser algo más cerca.

Vamos, piensa que hacer. Me mire Riverdale, Scream Queens, The Walking Dead y sin olvidar mi favorita, los 100. He aprendido cosas.

También he visto casos de asesinos que han sido muy brutales que escondían cuerpos y nadie se daba cuenta.

No, no, no.

Estoy entrando en pánico, no voy a hacer ese tipo de cosas.

¿Qué dirían de mí?

Saldría en las noticias y mi papá estaría muy avergonzado de mí. No podría soportar quedarme sola.

Suspire sin perder el control.

Me aleje de la laptop sin encontrar algo discreto, agarre el sartén y me acerque al cuerpo del imbécil rubio que estaba en el suelo.

Estaba muy golpeado, sus nudillos estaban llenos de sangre, traía la playera blanca que estaba muy sucia, su cabello estaba tan desordenado y sudado. Sus ojos estaban cerrados al igual que su boca.

Me alarmé cuando su celular empezó a sonar, me tente e ir a agarrarlo, pero no lo he tocado y no quiero que mis marcas estén en él.

Ay, como sea, fue en defensa propia, yo estoy en mi casa, él no está en la suya. Tengo esto ganado como si fuera una partida de deletreo de palabras.

Me acerque al ladrón y me incline para poder tocar su pulso, con nervios hice presión con mis dedos en sus venas. Suspire aliviada cuando había pulso.

Hay pulso en el ladrón de Aladdin.

Su celular volvió a sonar y me atreví a sacarlo de la bolsa de su pantalón. El nombre de una chica estaba en la pantalla. Janeth.

¿Sera su novia?

Ay, a mí eso que me importa, aunque podría contestar y avisar que esta medio muerto en mi sala, pero me llenara de preguntas y pensara cosas...

No, no, no.

Esperare que el ladrón se despierte y correrlo a punta de sartenazos. Estoy lista por si algún movimiento en falso.

Se está moviendo. Se está moviendo. Se está moviendo.

Que no reencarne en un zombie, por favor, que no pase eso, no estoy lista para ver uno real.

—Oye, ladrón. —dije, bajito.

—Que no soy un ladrón. —se quejó con los ojos cerrados.

—¿Estas bien?

Inesperado Escape #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora