Capítulo 14*

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NOAH.

Mi vista estaba puesta en ellos.

Muy fija en mis padres.

Debía anotar, aunque sea un gol, un jodido gol.

Estoy muy desconcentrado por estar pensando en lo que dirán de mí.

Pero tengo que enfocarme en el partido.

A la mierda con todo, me vale una pija si me ven fracasar, literalmente saben la clase de hijo que soy, no deberían de sorprenderse, así que ya está, no me importa.

Gane o pierda jugare como si estuviera solo, sin personas mirando, como si estoy en el entrenamiento.

Estaba en el descanso, vendría el segundo tiempo y me estaba preparando mentalmente en como continuar, íbamos empatados a uno, y necesito hacer ese desempate porque vi el rostro de alguien que se me hizo familiar y quiero romperle la cara.

Recuerdo haber ido a la casa de mi tío Aidan hace algunos días con mi familia, no sabía que literalmente Beverly era su vecina, bueno, su vecina de enfrente, pero antes de salir del auto la vi a ella teniendo una conversación muy intensa con un chico.

Supuse que era su novio por todo lo que me había contado, de su relación era toxica y que tenía un novio detestable, pero no lo solo era eso, sino que también un señor lo había corrido a patadas de su casa, mis conclusiones fueron simples y concisas. Su padre sabe de su relación toxica y golpeo al chico.

En conclusión.

Ese chico es del equipo contrario.

Él no me conoce, y yo no solo quiero vencer ese equipo para que Beverly, quien está viendo de las graderías se sienta satisfecha de ver como su exnovio vino a perder.

—Blythe —levante mi cabeza para ver al entrenador —, es hora, entramos en tres minutos.

Asentí.

Bebí agua y me levanté de la banca.

Era hora, jugaría ignorado a todos.

Anotaría el gol ganador y ya.

A la mierda todo.

Me coloque con los demás, en nuestras posiciones en el campo.

Mire al chico ex novio de Beverly. Era un tipo que desde lejos se puede describir con una sola palabra: Aburrido.

Mire a mi familia, estaban sentados en una sola fila, mi padre estaba muy serio, no es que me sorprenda, pero no sé porque me esfuerzo tanto en querer hacerlo sentir orgulloso, me hace sentir como un idiota.

Mi madre sonrió cuando noto que la estaba viendo, me tiro un beso y solo sonreí.

Me enfoque en el juego.

Mire como el entrenador daba por iniciado el partido.

Sonó el silbato.

Y fue cuando todo empezó.

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Llevé el balón por todo el campus esquivando a todos, de alguna manera me sentí libre, solo era yo y el balón.

La cara la sentía pesada por el sudor, pero nada me iba a impedir llevar el balón hasta la meta y anotar el gol.

Mire el tiempo, faltaban menos de cuatro minutos para que acabara todo y no podía aceptar que ellos anotaran un gol o quedar empatados. Claro que no iba a permitir eso.

Estaba muy consciente que todos venían detrás de mí, corriendo para quitarme la pelota, pero estaba muy cerca de la portería. Y sonreí cuando miré el portero.

Inesperado Escape #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora