Capítulo 11*

633 49 31
                                    

BEVERLY.

—¿Por qué me estas siguiendo?

Me detuve dándome la vuelta para ver a Noah.

Él también se detuvo y frunció un poco las cejas, confundido.

Noah se miraba desvelado, como si no hubiese dormido bien, su cabello estaba desordenado y él parecía cansado.

—¿Que? —dijo.

—Me estas siguiendo desde salimos del salón.

—No, no es cierto.

—Sí, si es cierto.

—En primera, estas muy alterada, relájate.  —sonrió —. En segunda, no te estoy siguiendo. En tercera, mi casillero está ahí. —señalo detrás de mí.

Me quede en silencio con mucha vergüenza. Claro que estaba muriendo internamente de vergüenza, lo estaba juzgando de que me estaba siguiendo cuando él seguramente ni siquiera había reconocido que era yo.

Noah no dijo nada y paso a mi lado. Se acerco a su casillero y yo suspire volviendo a mi camino para llegar a mi casillero.

Había tenido un día muy largo y pesado. Estaba muy estresada ya que por estar sumisa a mis sentimientos no termine el informe. Me sentí con la obligación de sentirme culpable porque era mi responsabilidad hacer lo que faltaba.

Pensé que Noah se tardaría en entregarme su parte del trabajo, pero, de hecho, él fue muy responsable y me envió por correo su trabajo, ahora era mi parte la que faltaba.

Me había desvelado tratando de avanzar porque no he hecho nada de lo que me tocaba para ese dichoso informe, había una razón muy clara: Carlos.

Después de la vergüenza que me hizo pasar afuera de mi casa no he parado de quejarme, de culparme y juzgarme por hacer que todo esto pasara por mi culpa. Si yo no hubiera aceptado subir a su auto, ese beso, su propuesta no hubiera pasado nada de eso.

Tenía esa sensación de vergüenza cuando miraba a Noah, porque recuerdo como él estaba viendo.

Y agradezco que ni él ni yo ha mencionado algo.

Cerré mi casillero cuando saqué todo lo que necesitaba.

Al cerrarlo me encontré a Noah recostado en su casillero, con sus brazos cruzados, viéndome.

—Estrella italiana. —dijo.

—Imitación barata de Aladdin. —me cruce de brazos.

—¿Tienes algo que hacer mañana?

—¿Que? —pregunte, confundida —¿Mañana? No entiendo tu pregunta.

—Solo pregunto si harás algo mañana. Mañana es el primer partido, sería bueno que te quedaras.

—No, el fútbol no es lo mío.

—Vamos, quédate por mí.

—¿Por qué debería? —indague —Eso de quédate por mí suena muy comprometedor.

—Solo es un partido, ni que te fuera a dedicar el partido o los goles que anote —Noah sonrió —Claro, a menos que tú quieras.

—Hey, cuidado con tus palabras, pueden ser malinterpretadas ¿qué crees que pensar tu novia?

—¿Mi novia? —Noah no borro su sonrisa y negó con su cabeza —No tengo novia, por ahora. —enfatizo lo último.

—Pensé que habías vuelto con ella, los vi juntos.

Inesperado Escape #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora