Volver a casa no iba a ser fácil y eso lo sabían, muchas cosas los esperaban en Jamaisnapolis, cosas que harían el rumbo a su destino, un infierno. ¿Lograrían soportar aquello que los esperaba?
El amor puede contra toda adversidad, ¿Era verdad? El o...
Yoongi asintió pausadamente tratando de sonreír pero no podía, debía pensar rápidamente.
—¡Nos falta el té, niño! No me lo recordaste.—Yoongi se acercó a Bonwha y lo tomo por los brazos.—¡Upa-la, la!—Lo alzó para caminar más rápido.
—Yo puedo caminar.—Dijo extrañado el pequeño.
—Extraño alzarte, recuerdo cuando eras un grano de maíz y te llevaba de aquí para allá entre mis brazos.—Yoongi comenzó a caminar con rapidez.
Bonwha jugaba con su sombrero mientras Yoongi observaba por dónde podía escapar, no fue mucho hasta que dobló hacía otra dirección cuando cruzó miradas con uno de los caballeros reales.
Pudo leerlo en sus labios "¿Min?" Lo conocía, era uno de los caballeros que hacían guardia en el salón real y muchas veces se habían cruzado en los pasillos. Lo había reconocido y ahora sería más difícil perderlo. Los pies en el camino de tierra se escuchaban cada vez más apurados y podía percibir unos que seguían los suyos, el miedo lo carcomía, no quería que lastimaran a su hijo ni lo lastimarán a él.
Observó sobre su hombro y el caballero seguía tras él, este sostenía su espada con una alarmante seguridad y Yoongi tan sólo quería volver a casa en una parte completa, o al menos que el niño volviera sano y salvó. Apretó su agarre del niño y comenzó a correr, levantando tierra con sus zapatos.
—Papá, ese señor esta siguiéndonos...—
—¡Estamos jugando hijo, no debemos dejar que nos atrape o perderemos el juego!—Mintió.
—¡Vamos, papi! ¡Gánale a ese caballero!—Bonwha se sostuvo al hombro de su padre, Yoongi comenzó a correr con una rapidez que nunca había usado y su desesperación se incrementaba más al escuchar los metales de la armadura más cerca.
Dobló en otra esquina y se escondió en un callejón, se agachó tras un cajón de madera grande y tapó la boca de su hijo, conectando sus miradas.
—Haz silencio o nos encontrará, no debemos perder.
—¿Hay alguien ahí?—Pregunto el caballero que hacía resonar sus metales y sus pasos varoniles contra el suelo.
—¿Que buscas? ¿Por que te alejaste así de la nada?—Preguntó otra voz.