X. El diario que resguarda sus sentimientos.

93 17 1
                                    

—Usar el pasillo principal es una gran ventaja por que tiene muchísimas salidas y desvíos a todos los lugares del reino pero la desventaja

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Usar el pasillo principal es una gran ventaja por que tiene muchísimas salidas y desvíos a todos los lugares del reino pero la desventaja...—Yeonjun fue interrumpido.

—...Es que nunca deja de ser transitado. Guardias, sirvientes y personal de limpieza.—Seokjin aún sostenía las muñecas de Hoseok quién arrastraba sus pies por el cansancio.

—¿Que quiere hacer exactamente, señor?
—Rescatarlos a todos e ir dónde mi padre, tratare de hablar con él y hacerlo entrar en razón, si no lo hace...Las cosas deberán de ponerse feas.
—En la medianoche, el pasillo de servicio está bastante vacío, podríamos utilizarlo y subir las escaleras hasta llegar a la primera torre. En la primera torre ya habríamos salido de bajo tierra por lo que tan solo hay que continuar por el único camino hacía delante y llegaríamos al salón real.—Explicó Yeonjun.

—No le entendí.—Susurró Hoseok.

—Cambiaríamos a una ruta más larga pero más segura.—Agregó Seokjin.

—Exacto, y al llegar al salón real, subiríamos las escaleras y doblaríamos a la derecha para dar con la habitación de Kim II.—Yeonjun frenó sus pasos.

—Es John, no hables.
—Hoseok, si te pregunta algo tan solo mientes.

El pelirrojo asintió levemente, el hombre de barba se acercó hacía ellos y rió con soberbia mientras miraba de arriba a abajo a Hoseok. La rabia invadía todos los rincones de Seokjin pero debía controlarse, no podía echar todo a perder ahora que habían burlado la seguridad.

—¿Como estás pasando tu estadía, plebeyo? Estás más cómodo de lo que deberías ya que por tu traición te debería de haber mandado a matar...¡Una pena que haya que esperar para ver tu cabeza rodar! Pero tranquilo que tan solo unas semanas y ¡Pum! dile adiós a todo lo que reconozcas como tuyo.—Reía burlón frente al enfurecido pelirrojo, lo sabía porque podía ver sus manos hacerse puños y sus orejas enrojecerse.

—¿Por que se supone que no estoy en el calabozo como los demás?
—Por que eres necesario tal y como el rubiecito ese que correteaba a Seokjin por todos lados...Pensaba que era un bueno para nada pero al final, es el que mejor hace su trabajo de todos los inútiles que están para servir.

Hoseok negó, debía calmarse.

—Además, tu padre esta viejo, arrugado y vago, siempre rindió excelente pero ya se le fueron los años ¡Pero llegaste a tiempo! Sabes que a galgo viejo se lo desecha, es lo mismo.—Seokjin mordió su labio, su lado justiciero le golpeaba la boca.

—Hoy en la noche será el turno de tu amiguito...Finalmente tendrá su merecido.—John acarició los cabellos de Hoseok y este se removió. El hombre sonrió con malicia y se alejó.

—Bien hecho, Hoseok...No pareció sospechar.
—Debemos apurarnos y volver cuanto antes, no puedo dejar que se enteren que no estoy allí.
—¿Y Namjoon? Dijo que lo encontráramos aquí.

El regreso del príncipe I JinsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora