1- Casual

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Un día normal, en su vida normal, con su trabajo normal, en la ciudad más "normal" de Japón; así es Yokohama. Si, eso...

El trabajo de hoy para Chuuya estaba realmente relajado; solo tenía que matar a unos idiotas que se atrevieron a robar a la más grande organización criminal del país: la Port Mafia.

Tal vez el trabajo no sería fácil para cualquiera, pero por favor, Chuuya era el mejor artista marcial de la mafia, ¿Quién no le tendría miedo a sus poderosas piernas que de una sola patada, pueden reiniciar la vida de alguien? ¿O de sus puños que pueden partir el suelo sin esfuerzo?

Con esas características se disponía a cumplir con su misión, claro que tendría que dejar a algunos tipos vivos para obtener información de su jefe, el que los contrato para robar mercancía.

Los sujetos se habían incorporado para comprar a La Port Mafia, pero se quisieron pasar de listos así que Mori envío a su mejor hombre a resolver el asunto y de paso encontrar a la cabeza de todo.

Chuuya iba junto a un pequeño escuadrón hacia un edificio donde, según la información que le dieron se llevaría a cabo un intercambio; bien, llegó el momento de lucirse ante su equipo.

Antes de entrar al edificio recorrieron los alrededores y acabaron con algunos guardias; habían demasiadas personas vigilando, lo que aseguraba que el comprador era alguien poderoso o importante a quien le interesaba demasiado su mercancía.
Desde lejos pudieron ver llegar una camioneta brindada muy lujosa, de ella salieron varios hombres con trajes negros y uno que se veía diferente a los demás; llevaba un traje azul marino, un sombrero de copa y unos lentes que le impedían reconocerlo.

Del edificio salieron algunas personas con demasiadas cajas a la vista bastante pesadas y un tipo feo y gordo de barba se acerca al elegante hombre de traje.

-Bien chicos ha llegado el momento- habla aquel atractivo pelirrojo a su escuadrón que lo seguirían a ciegas -Dispersense- ordena y sus hombres obedecen de inmediato, escabullendose entre los arbustos sin hacer mucho ruido; cada quien tiene una posición de modo en que han rodeado al grupo que parece estar cerrando su trato.

Chuuya sale sin temor a nada, mostrándose seguro de sus movimientos y confiando en sus subordinados. Sale de entre los matorrales aplaudiendo y alertando al enemigo que no tardan en apuntar con varias armas a la imprevista llegada de un ejecutivo.

-Vaya, vaya... ¿Qué tenemos aquí?- habla con sarcasmo y su arrogante sonrisa -Un sucio grupo de asquerosas ratas-

-¡Fuego!- grita el viejo gordo; después de su orden todos sus hombres descargan sus cargadores contra al extraño pelirrojo.

Las múltiples balas son detenidas a centímetros de tocarlo para luego caer a sus pies resonando en el lugar el sonido metálico.

-Queria hacer esto por las buenas... Pero supongo que tendré que hacerlo por las malas- levanta su mano derecha y chasquea los dedos; la señal que estaban esperando.

Nuevamente el silencio se ve reemplazado por disparos, está vez de parte del equipo de Chuuya; se habían mantenido apacibles hasta que tuvieron su señal para actuar. Atacaron solo para herir a los contrarios.

Chuuya se dirigió a los que parecían ser los líderes de ambos grupos; el gordo no parecía tener cerebro, pues saco una navaja y se lanzó contra el pelirrojo sin miramientos y gritando maldiciones.

Chuuya utilizo el peso del contrario en su contra y lo tiró en el suelo para después colocar su pie en su espalda impidiendo su movimiento, luego jalo sus brazos hacia atrás, logrando dislocarlos. Un alarido de dolor se hizo oír aún con toda la conmosion en el lugar.

No Es Para Tanto {soukoku}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora