2- Pero, ¿qué ha pasado?

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Fue una larga noche, en el proceso se había tapado de pies a cabeza con sus cobijas; ahora los primeros rayos que indicaban un nuevo día, se daban a conocer. Su alarma llevaba sonando ya un par de minutos pero no sé sentía con ánimos de levantarse temprano.

Se removió "incómodo", girandose un poco. Un dolor en sus caderas le sobresalto; todo su cuerpo se sentía tenso y cansado; además del intenso dolor en su parte baja...

No, no, por favor no.

¿Acaso se había emborrachado y se había acostado con el primer tipo que encontró?

Otra vez...

Un poco más conciente se sentó en la cama, giró con miedo la mirada a su lado, pero no había nadie; estaba en su departamento, eso lo reconfortaba. Pero, ¿Porqué aquel dolor en partes que no se atrevería a nombrar?

Eran la clase de dolor que tenía después de una noche ruda con alguien, la mayoría de veces con algún desconocido que encontraba en un bar y que después de unas copas de vino empezaba a seducir. Al no ver a nadie ni escuchar ni un solo ruido pensó que se había ido, dejándolo en ese estado.

Suspiro "frustrado" y cuando lo hizo se dió cuenta que su garganta también dolía y ardía.

Tras esos pocos segundos recobrando por completo la consciencia, se percató de que algo pesaba en su cuerpo más de lo normal; por primera vez en esa extraña mañana se fijó en su cuerpo. Agachó la mirada siendo tapada por un par de bultos que le estorbaban la vista.

Llevo sus manos a esos bultos y los apretó; se sonrojo hasta las orejas al sentir algunas cosas extrañas mezcladas con placer... ¿Que carajo?

Su rostro se desfiguró en una expresión de miedo. ¿Dónde estaba su pecho marcado? El de hombre...
Sintiéndose ahora más "extraño" y con el corazón latiendo tan fuerte llevo su mano a la entrepierna...

Algo faltaba, eso era obvio... faltaban un par de cosas ahí abajo; se asomó por debajo de los pantalones y...

Quiso gritar, pero su voz no salía, su garganta dolía y lo único que profileraba eran ligeros quejidos y gemidos. Se levantó temblando, teniendo que empezar a caminar con mucho cuidado debido al intenso dolor en las caderas que casi lo hacen caer de bruces contra el suelo.

Caminando despacio y casi arrastrando los pies entro en el baño en dónde se quitó toda la ropa que portaba, quedando totalmente "desnudo" frente a su espejo. Abrió la boca con asombro, y quiso llorar en ese mismo instante.

Tenía un par de senos demasiado grandes para su gusto pues en verdad pesaban; su cintura estaba bien definida en una curva hasta llegar a las anchas caderas, que daban lugar a un redondo trasero... Aunque ese siempre lo había tenido, solo había el problema... El gran problema en frente.

Luego se sonrojo, estaba viendo a una mujer desnuda, aunque esa mujer fuera él... De alguna manera...
¿Que carajo?

Eso era imposible, impensable... ¿Qué fue lo que sucedió?

"Ane-san", pensó la pelirroja, saliendo del baño aún desnuda, para tomar su teléfono y mandarle un mensaje a su mentora; tenía la leve esperanza de que ella sabría ayudarlo... Ayudarla con la extraña situación en la se encontraba.

Mandó un corto mensaje a aquella refinada mujer, quien no tardó en responder y avisar que iría cuánto antes a su departamento, eso la tranquilizó, pero luego recordó que estaba en el cuerpo de una mujer y no sabía qué le diría a su maestra y amiga... Entro en pánico, dejando salir unas cuantas lágrimas. Después volvió al baño y tomó una ducha con agua caliente intentando relajarse y buscando la respuesta a todo lo que sucedió...

No Es Para Tanto {soukoku}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora