6- Juego de niños

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Se levantó con el dolor de cabeza atacandola de inmediato, gracias a los rayos del soy que dieron en su rostro. Yosano la asistió en cuanto la escucho quejarse; le proporciono una pastilla y después desayunaron juntas algo ligero.

—Recuerdame no volver a tomar tanto— se quejó la pelirroja tomando un sorbo de su café.

—Aunque lo haga, no me harás caso— reprochó la doctora a lo que Chuuya bufo.

Después de desayunar y como Chuuya no tenía de otra se dirigieron a la agencia de detectives, listas para recibir un regañó de parte de un rubio.

Dazai le había marcado un par de veces en la noche y por obvias razones no se había percatado de las llamadas perdidas hasta que durante el desayuno reviso su celular, aunque era claro que no tenía ni la más mínima intención de llamarle devuelta. No la tenía muy contenta...

Las dos hermosas y finísimas mujeres llegaron a su lugar de trabajo e ingresaron llamando la atención casi de inmediato.

Dentro estaban todos los agentes reunidos, cada quien metido en sus asuntos, pero notando las nuevas presencias.

—Hasta que se dignan en aparecer— habló con ironía Kunikida que intentaba no explotar en ese momento. —Deberían reportar con nosotros cada avance en la investigación, que por lo visto no es ninguno pues los robos no se han detenido e incluso parece que lo hacen frente a sus caras...— el rubio se detuvo por unos segundos viendo a su alrededor —¿...Dónde está Dazai?

—Bueno... No lo sé— respondió Chuuya.

—¿Cómo que no sabes?, ¿No se supone que viven juntos?

A eso no sabía qué responder; ¿Cómo explicar que el día anterior habían tenido una discusión porque ella estaba coqueteando en su hora de trabajo con un miembro de la mafia y que el bastardo de Dazai se lo impidió?

Es esta situación por muy sorprendente que fuera el castaño tenía la razón, o así lo verían sus compañeros y ella no estaba dispuesta a aceptar aquello.

—¿Problemas en el matrimonio?— interrumpió Ranpo con una gran sonrisa insinuante.

—¿Qué?, ¿M-matrimonio?— tartamudeo la pelirroja. En ese momento entro otra persona totalmente decaído pero obteniendo un poco de brillo en sus ojos después de enfocar a Chuuya. Susurra su nombre tan bajo que nadie es capaz de escucharlo.

Dazai estuvo preocupado toda la noche, no sabía dónde se metió Chuuya y con quién se fué y ella no tuvo la consideración para llamarle al menos.

Ahora intentaba disimular esos sentimientos porque sería su perdición si su compañera lo sospechará. Mantuvieron la mirada en el contrario con fingida molestia.

—¿Van a seguir comiéndose con la mirada o van a empezar a trabajar?— interrumpió el reencuentro Kunikida ya irritado de los extraños comportamientos de ese par —Les recuerdo que deben escribir un reporte de los avances de la investigación, aho...

—Ah!, Kunikida-kun ya escribí el reporte— dice el castaño. A Kunikida se le pusieron los ojos cuadrados y la boca totalmente abierta.

—¿Quién eres?

—Bueno ayer no podía dormir y después de tomar varias tasas de café tuve demasiada energía, así que me puse a trabajar...

—Esto es acaso un milagro... ¿Dios en verdad existe?— susurraba el rubio mientras miraba hacia el techo, después volvió a bajar su mirada hacia su compañero —¿O es una broma?

—No... Aquí tienes— Dazai le otorgó los papeles en los que escribió sobre lo más importante que había surgido de la investigación, aunque en realidad era muy poco. Doppo reviso con detenimiento los documentos.
—Bueno... Chuuya y yo aún tenemos trabajo así que... Hay que irnos...— por primera vez se dirigió a la pelirroja que aún lo miraba con desdén.

No Es Para Tanto {soukoku}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora