5- No me gusta

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Salieron del cine en medio de un ambiente relajado; en el trayecto no se dijo nada pero Dazai disfrutó más de lo que creyó al ver aquella película y Chuuya al menos no sintió molesta la presencia de su compañero y compartir con él algo que sin dudas le gustaba.

Llegaron al departamento del castaño; ingresaron y la descomunal diferencia del día anterior se hizo presente. Ahora si parecía una casa decente, no un nido de ratas.

Aún sí se sentían cansados, necesitaban comer algo antes de dormir, así que fue Chuuya la encargada de preparar algo que no fuera un riesgo biológico como lo que haría Dazai; aunque obviamente no era su sirvienta y encontró la manera o el trabajo perfecto con el que podría ayudar.

Lavar los trastes que se ensuciaran.

Por lo mientras Dazai estaba en la laboriosa tarea de poner la mesa en lo que Chuuya cocinaba; aunque se vió interrumpido cuando recibió una llamada.

Con solo ver el nombre en la pantalla la jaqueca se apoderó de él; no sabía qué se le ofrecía pero si sabía que se trataba de un regañó seguro.

-Hola kunikida-kun- respondió después de dejar sonando su teléfono por un instante; sus ánimos le impulsaba a colgarle, pero eso ameritaba a qué recibiera llamadas y mensajes toda la noche hasta que se dignara a responder.

-¡BASTARDO, DESPERDICIO DE VENDAJES... ¿Porqué no regresaron a la agencia y me entregaron el reporte del día?!- un grito que casi deja sordo al castaño, estuvo tan potente que Chuuya lo escucho en la cocina, así que con curiosidad se acercó sin hacer ruido.

-Ay, vamos kunikida-kun... ¿No sabes lo cansado que es recorrer la gran ciudad de Yokohama bajo los fuertes rayos del sol que solo absorbían mi vida con cada minuto?- respondió al reproche de su compañero utilizando ese tono infantil y dramático que lo sacaba de sus casillas en un segundo. Bueno a todo el mundo -Además... estuve todo el tiempo junto a Chuuya, ¿Sabes lo difícil que es pensar con ella cerca diciendo tonterías... ¡Auch!, ¡Chuuya, ¿Porqué me pegas?

-¡Dale otro de mi parte!- grito el rubio desde el otro lado de la línea, y fué perfectamente escuchado por ambos. Chuuya sonrió sádicamente y Dazai se aleja precipitadamente del inminente peligro.

-Oh!, Mira que sorpresa... Hoy no quiero morir, tal vez luego Chuuya.

-¿Desde cuándo quieres vivir?, Ven Dazai voy a acabar rápido.

-¡TE DIJE QUE NO ME DIVIERTE QUE ME MATES A PATADAS!- los dos comenzaron a correr por todo el departamento; la pelirroja intentaba encestarle un golpe y Dazai lograba esquivar con éxito cada uno de los ataques, hasta que finalmente se dirigió a su habitación y se encerró ahí.

Chuuya suspiro, su diversión se había acabado pero una sonrisa estaba bien dibujada en sus labios rosados; ni ella sabía la razón para sonreír pero no era algo que pudiera controlar.


. . .

Pasaron unos minutos hasta que Dazai salió de la habitación y con ojos de cachorro abandonado le pidió comida a la pelirroja; no pudo negarse. Así que de nueva cuenta el ambiente era particularmente agradable.

Tal vez... Pero solo tal vez, ambos disfrutaban de la compañía... Claro que no lo dirían.

 Claro que no lo dirían

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No Es Para Tanto {soukoku}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora