-Manta-

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Día 9: Manta

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Puntos fuera —Susurró al caer en el centro del callejón.

La luz rosada la rodeó devolviéndole su aspecto y en cuanto el resplandor se consumió, la oscuridad se hizo casi absoluta. Tikki revoloteó cerca de su cabeza, apenas si podía ver la luz que manaba de sus enormes pupilas.

—¡Este callejón es fantástico! —Exclamó— Es tan oscuro que no puede verse nada desde las ventanas del edificio, por ese lado no hay salida y el otro queda cubierto por ese enorme contenedor de basura.

>>. ¡Perfecto para transformarse sin ser visto!

—Al parecer Chat Noir ha pensado en todo... —comentó la chica impresionada.

A unos pocos metros encontró unas escaleras de metal que subían por la pared rumbo a la azotea. Marinette no había contado los pisos la última vez que estuvo allí, y al estirar la cabeza para hacerse una idea, no vio nada a causa de la falta de luz.

Será una larga subida se dijo, tirando de las correas de su mochila.

Se cogió a uno de los asideros de la escalera, estaba frío y rasposo. Un melancólico chillido reverberó en el metal hacia arriba seguido de un temblor que no le gustó nada.

—¿Estás lista?

—No sé, Tikki —vaciló, mordiéndose el labio inferior—. ¿Y si Chat Noir no está ahí arriba?

—Pues le dejas el regalo y cuando él lo vea, sabrá que todo está bien.

No estaba segura de que las cosas pudieran resolverse así de fácil... Las otras veces que Chat Noir se había enfadado con ella (bueno, con Ladybug) el chico había estado un tiempo enfurruñado. No es que fuera rencoroso o algo parecido, pero sí había aprendido que necesitaba un tiempo para volver a tratarla con normalidad. Que un akuma apareciera de improviso para atacarles, solía ayudar a que el proceso se acelerara... Pero ahora todo estaba tranquilo.

Además, una cosa era que Chat no pudiera estar demasiado tiempo molesto con su adorada lady, y otra cosa era ella. Marinette sabía que el afecto no era el mismo y... Esa idea la inquietó un poco, pero se recompuso.

Ya había llegado hasta allí y al menos debía intentarlo.

Cogió aire y se agarró con la otra mano al asidero, pegó un salto hacia el primer peldaño y toda la estructura de la escalera se balanceó ligeramente. Marinette chilló y Tikki se agitó a su lado.

—¡Cuidado, Marinette! —La urgió—. No tan fuerte.

¡¿No tan fuerte?!

¿No decían que los edificios antiguos eran los más sólidos? Apretó los párpados un momento y, con algo más de delicadeza, empezó a subir.

Los escalones crujían cuando, debido a su peso, el metal se retorcía en leves sacudidas. Se arañaba contra la pared, temblaba; pero ella continuó sin mirar abajo, sin quejarse si quiera en su mente para no desfallecer.

Lo hacía por Chat Noir.

Tardó cerca de media hora hasta que atisbó un tenue resplandor. Achicó los ojos y se topó con la línea del borde de la azotea. Al parecer había alcanzado la cima aunque llegó casi sin resuello y tuvo que detenerse, aferrada a la piedra, para respirar antes de hacer fuerza con los brazos y deslizarse al otro lado.

Maullidos a la Luz de la Luna (Reto Marichat May 2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora