-Tomar un Descanso-

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Día 11: Tomar un descanso

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—Siéntate aquí, princesa —Después de guiarla hasta el rincón cubierto con el césped artificial, le señaló los mullidos cojines con borlas que estaban a sus pies. Marinette intentó no resoplar. Se sentó sobre uno de ellos, cruzando las piernas y dejó caer sus manos sobre el regazo—. No tenses los hombros.

—No lo hago —Pero igualmente los agitó para dejarlos más sueltos. El chico se sentó frente a ella, adoptando una postura similar—. ¿Esto es necesario? —Chat Noir parpadeó y sus ojos viajaron hasta un lío de cables que salía de la puerta de metal que conducía al edificio.

Ella hizo una mueca.

—Vale, vale...

A pesar de estar abandonado, el antiguo café seguía estando conectado a la red eléctrica de la ciudad. No se sabía quién ni por qué, pero alguien seguía pagando las facturas y gracias a eso, ellos tenían electricidad en su azotea. No solo les había venido bien para iluminarla, sino que también les permitió conectar algunos de los aparatos que el héroe había llevado hasta allí.

Entre ellos, el aparato de música que en esos momentos dejaba escapar una delicada melodía al piano. Había revisado los discos que Chat había llevado hasta allí y casi todos eran de pianistas famosos.

Debe de gustarle mucho ese instrumento pensó, sin darle más importancia.

La música que esa noche adornaba el lugar era suave, puede que un poco melancólica pero al fundirse con el barullo urbano que ascendía desde las calles, creaba una atmosfera increíble. Lejana, como de fantasía o ensoñación, pero con toques de realidad que la mantenían con los pies en la tierra.

En ocasiones, Marinette se olvidaba de que existía algo más allá de su café secreto.

Aunque esa no era una de esas noches.

Al otro lado de la puerta metálica que había en el muro de piedra, encontraron un rellano imbuido en la oscuridad. Unas escaleras partían hacia las plantas inferiores, aunque ninguno se había aventurado a bajarlas. También había un cuadro eléctrico y un enchufe con varios ladrones conectados. Ellos usaban dos para la luz y la música, pero en el resto había alargadores enredados entre sí que podrían resultarles útiles, de modo que ella se había propuesto desenredarlos... sin éxito.

Sin éxito, ni paciencia, pues había terminado por tirar el reburujo de cables al suelo después de veinte minutos perdidos y se había cruzado de brazos, resollando por la frustración.

Chat Noir, que la había observado desde lejos con la acertada prudencia de no acercarse, se dio cuenta en seguida de que algo no iba bien.

—Sí que va todo bien —se quejó ella.

—Si no quieres contarme por qué estas así, no lo hagas —repuso él con calma—. Pero es evidente que necesitas tomarte un descanso.

—Cuando estoy aquí ya me estoy tomando un descanso.

—En tu cabeza no —replicó él de manera inmediata, llevándose el dedo a la cabeza—. Ahí dentro sigues planeando y esforzándote... ¡Te pasa como a mi lady!

>>. Nunca dejáis de pensar.

Marinette dio un respingo ante la comparación y trató de disimular frotándose un brazo.

Maullidos a la Luz de la Luna (Reto Marichat May 2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora