-Mimos-

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Día 12: Mimos

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—Ya es tarde —murmuró, sin querer decirlo en realidad—. Deberíamos volver a casa.

Él asintió y ambos se pusieron en pie.

Marinette caminó despacio, con las manos hormigueándole de pura emoción. Tuvo que frotarse los brazos para calmarlo y él lo vio, colocándose a su lado.

—¿Tienes frío?

—¿Eh? No... —La piel de sus mejillas estaba tan encendida que, en contraste, la brisa que soplaba parecía más fresca.

Más limpia y a la vez, más perfumada.

Chat Noir deslizó la mano hasta rozar la de ella... tocó sus dedos un instante y después los agarró con suavidad. Avanzaron hasta el borde de la superficie dejando atrás el juego de té recogido en su cajita y las velas apagadas dibujaron estelas de humo gris que se dispersó en el viento.

Todo ordenado, como hacían cada noche antes de dejar el café secreto. Aunque esa noche... no había sido como las otras.

El corazón de Marinette le golpeaba el pecho de un modo distinto a todas esas veces anteriores en compañía de su amigo; parecía retumbar como un tambor y crear una vibración que se extendía por ella, como un temblor de tierra que crea réplicas más leves pero imposibles de ignorar.

Cuando estuvieron en el borde, se pararon frente a frente y Chat Noir se llevó la mano a la nuca en un gesto tierno por el nerviosismo que delataba.

—Esto... ¿puedo llevarte a casa esta noche?

Ella frunció los labios.

—Es que... —Habían decidido que era peligroso que Chat Noir rondara la panadería demasiado a menudo, por lo que ella solía volver sola caminando. En verdad sabía que el héroe la seguía desde lejos para asegurarse de que llegaba sana y salva pero a una distancia tan prudente que nadie más los relacionaría si los vieran—; no sé si es...

—Por favor —insistió él. Torció la cabeza, uniendo sus manos a la altura de su nariz—. Solo esta noche.

Marinette deslizó su mano sobre el bolsito que llevaba en su cadera. Tikki y ella habían acordado una señal para los momentos de dudas en que necesitaba el consejo de su Kwami. Un apretón, y si Tikki estaba de acuerdo, le daba dos toquecitos en la mano.

Sintió uno... y esperó con la mano pegada a la tela, deseando recibir otro. Tardó un par de segundos pero lo sintió.

Tikki decía que estaba bien.

—Bueno, vale —respondió ella, contenta—. Solo hoy.

El chico asintió y dirigiendo el bastón hacia la calle, extendió su otra mano hacia la chica. Ella se acercó, al principio con algo de timidez, para después casi saltar sobre él. Se aferró a su espalda cerrando los ojos y experimentó el vértigo, como un cosquilleo, cuando ambos saltaron rumbo al cielo.

Tardaron un poco más en llegar, puesto que Chat Noir dio algún que otro rodeo. ¿Era para despistar a algún posible espía de Lepidóctero que los hubiese visto... o solo pretendía alarga el viaje?

Marinette disfrutó del aire puro dándole en la cara, llenando sus pulmones y de la absoluta falta de culpa o preocupación. Sabía que todo eso vendría después (casi seguro) pero por ahora no lo sentía.

Maullidos a la Luz de la Luna (Reto Marichat May 2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora