🌠 Estrellas fugaces... ¿somos unas?

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Cuando la cita con Mikasa terminó, Jean la dejó en su casa, no sin antes comprarle un osito de peluche para que pudiera recordar la ocasión tan especial que tuvieron ambos. Jean no forzó a nada a Mikasa, ni a hablar, ni a reírse. Solo fue él mismo, intentando que Mikasa lograra verlo de la forma que veía a Eren. Y puede que lo logró, puede que la timidez de Mikasa no estuvo presente en aquella velada con Jean, puede que Jean haya logrado entrar al corazoncito de Mikasa que había sido ocupado al 100% por Eren. Pero, aún así, había algo que necesitaba en esos momentos. Un vacío que no lo dejaba en paz, y quizás era por haber ignorado de la forma en que ignoró a Heather cuando la pelea había acabado. Era una cosa inconclusa que jamás iba a poder resolver, pero, por más que daba vueltas, más mal se sentía consigo mismo. 

Eren, pareciendo como perro guardián, se encontraba en la puerta, recibiendo a Mikasa, sin darle ninguna mirada. En cambio, Mikasa solo se despidió de Jean, quién estaba en el asiento del coche de su papá, mirándola a que estuviera dentro sana y salva. Incómodamente intentó disimular la mirada pesada del Jeager, y alzó la mano para despedirse de Mikasa. Mientras que Eren metió a Mikasa y le cerró la puerta, indicándole que no saliera, dio pasos hasta donde estaba su amigo-enemigo. 

─ ¿Qué quieres? ─preguntó, hastiado, con solo mirar a Eren, Jean.  

─ ¿Intentaste tocarla, sobrepasarte con ella o hacerle algo que ella no quería? ─cuestionó, bruscamente. 

─ ¡¿Qué? ─exclamó, incrédulo─. ¡Jamás! 

Eren aguardó en silencio, aún con los brazos en silencio, manteniéndole la mirada a Jean. A su contrincante. 

─Que tengas buena noche, caballo. ─se despidió Eren, seco. 

Se dio la vuelta y aunque Jean quiso marcharse, miró como Eren se alejaba. Y no se aguantó las ganas de preguntarle. 

─ ¿Qué es lo que quieres con Heather? ¿Cuáles son tus intenciones? 

Eren se detuvo. Jean sintió la sensación de la sonrisa burlona de Eren plasmarse en su cara, cosa de la cuál tuvo razón. Al voltear, el piercing brilló contra la luz de la luna y aunque el rostro de él estaba maltratado gracias a la pelea, se veía como nuevo e incluso un poco más candente. Quizás para Jean no, pero, cualquier mujer en su sano juicio que viera a Eren luciendo como un chico malo, teniendo pequeños golpes en su cara, la volvería loca. 

─Me sorprende cómo no comprendes la realidad, Jean. ¿No se supone que eso te hacía tú? 

─ ¿De qué mierda me hablas, Eren? 

─Deja de estar cegado tanto, Jean. Te estás perdiendo de muchas cosas. 

Aunque solo había preguntado qué intenciones tenía con Heather, aquel comentario que le había preocupado. ¿Pero por qué estaba preocupado? 

Tenía tantas acertijos que solucionar, pero, no era lo capaz para empezar por el más simple. Y ese era Eren y Heather. ¿Acaso estaban saliendo? Sí era así, ¿por qué no le habría dicho? Pero para empezar, ¿por qué saldrían? ¿Por qué, Heather, le haría algo así a Mikasa? 

Cuando Jean recordó que no estaba solo, Eren ya se había metido a la casa. Alzó la mirada por pura curiosidad, y se encontró con Mikasa viéndolos. Le sonrió y al ver que ella le levantaba sus comisuras, no pudo sentirse más enamorado de lo que ya estaba. Se estaba ganando poco a poco a Mikasa y eso estaba bien, después de mucho tiempo, el Jean que soñaba con aquella niña todas las noches y la dibujaba, ahora estaría orgulloso al ver cuánto ha logrado el Jean mayor con esa niña que le aceleraba el corazón.

shooting stars🍟๑ jean kirstein.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora