Luna Llena

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CAPITULO 15



Dicen que el amor te vuelve tonto, estúpido y que suele provocar que muchas veces las personas actúen de la manera más idiota, predecible e incluso adorable que se pueda. Dicen que el amor es sinónimo de felicidad, de compasión, pasión, compañerismo y cariño y prácticamente todo lo bueno que te puedas imaginar; otros dicen que el amor es sinónimo de todo lo malo que te puede pasar en la vida, desde dolor, sufrimiento, depresión y desolación y tú y tu corazón hecho pedazos. Y la verdad es que el amor en sí por más linda historia de amor que quieras tener, al final el amor tiene de todo, tanto bueno como malo.

Jeremiah quiso pensar que era por ese motivo que Kara, su querida hija Kara había hecho lo que había hecho. Le pidió paciencia e iluminación a la Luna para que supiera actuar de la mejor manera, e insistió en la paciencia y la comprensión específicamente porque estaba seguro de que podría arrancarle él mismo la cabeza a esa testaruda mujer rubia y luego también lo haría con esa humana entrometida. ¿Por qué tenía que aparecer en sus vidas? Jeremiah no lo entendía y tampoco estaba muy dispuesto a entender cualquier excusa que quisieran darle, porque eso era para él, excusas. ¿Qué le había visto a esa mujer? Con su cabello largo y azabache, esa piel blanca casi fantasmal, y esos labios rojos o tal vez el verde esmeralda de sus ojos habían sido los causantes de hechizar a su querida hija, eso era, esos penetrantes ojos verdes que Jeremiah sabía que si pudieran asesinar, él ya estaría muerto.

Aun así, ¿qué demonios tenía Kara en su cabeza? Podía sentir el asqueroso olor, podía ver aquella sonrisa fanfarrona y altiva que tenía su hija en su cara, podía sentir las estúpidas feromonas que Kara estaba expulsando para someter a todos los otros lobos, les estaba haciendo saber que no podían siquiera pensar en dar un paso hacia la humana y esos... cachorros.

El viejo lobo intentaba entender qué le había pasado a su hija. Intentó analizar el comportamiento de la joven y qué era lo que estaba mal con esa chica. ¿Podría ser el trauma de perder a sus padres en su adolescencia lo que haya determinado una actitud tan... rebelde? Seguro que eso era. Primero Kara se negó y le dio infinidad de vueltas y vueltas, excusa tras excusa para poder alargar el mayor tiempo posible su responsabilidad, y él lo aceptó, lo hizo por su hija. Ahora lamentaba no haber sido más duro y más exigente, debió haber puesto las reglas más claras y obligarla a cumplir con su responsabilidad desde un principio.



-    Compórtate, por favor. – sintió la mano de su mujer apretar la suya. Gruñó irritado por la orden pero aun así decidió que se comportaría. – En este momento es cuando debemos permanecer unidos.

-    Entren – gruñó la orden Jeremiah en cuando la pareja estuvo suficiente cerca como para escucharle. Eliza les sonrió y les dio espacio para que la siguieran. Dentro estaban ya todos reunidos. Kara pudo ver a su primo Clark alterado y gruñendo caminando de un lado al otro y los vagos intentos de su esposa Lois por calmarlo. Al otro lado estaba su hermana Alex sentada junto a su esposa Sam y con sus hijos cada uno en una pierna; también vio a Winn y Diana. Se negó a demostrar lo nerviosa que se sentía, sabía que su padre solo se estaba controlando porque seguramente su madre se lo había pedido y ella volvía a salvarle el pellejo. – Siéntense – Tanto Kara como Lena se sentaron juntas lado a lado en el sillón y pusieron a Rick y Adam en sus piernas. Jeremiah suspiró y miró de Kara a Lena un par de veces intentando pensar qué decirles sin explotar a la primera. El mayor hizo una seña y Sam junto con Lyra procedieron a llevarse a los niños fuera de la sala dándoles así la privacidad que necesitaban. – Bueno, supongo que tienes un plan...

-    ¡¿Qué plan va a tener?! – gritó Clark acercándose enfrentando a su prima - ¡¿En serio Kara?!

-    Suficiente Clark – Ordenó Jeremiah

Hasta el último día - supercorp AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora