19
El cielo
Alejandra
Sus suaves labios son como soñar despierta. Doy paso a su lengua desesperada por conectar con la mía una y otra vez. Lentamente, nos levantamos del suelo sin interrumpir el beso que poco a poco se va intensificando y volviéndose más apasionado. Juan baja sus manos hacia mi cintura, apretándome contra él.
Jadeo y él gruñe en mi boca.
Comienza a acariciar mi espalda con desesperación como si el mundo dependiera de ello.
Nos separamos por falta de aire, pero no logro hacer contacto visual con él.
—Lo siento—susurro sobre sus labios—. Esto está mal.
—No—interrumpe—. Lo deseábamos hace mucho tiempo, así que no digas que está mal porque ese cuento es para niños y nosotros ya somos adultos.
— ¡Claro! Hablo el mujeriego—espeto—. Adulto mis cojones, te comportas como un adolescente mientras te acuestas con la primera mujer que se te insinúa—bufa y me alejo—. ¡Niégamelo!
—Mira—me señala—. Tú no eres nadie para hablarme así—se me acerca quedando súper cerca, otra vez—. Y se te está haciendo costumbre gritarme. —Creo que debería irme—susurro cerca de sus labios. Mi voz se corta.
Claro que quiero volver a besarlo.
—Adelante.
Me separo rápidamente y me dirijo hacia la puerta cuando recuerdo que estamos en mi habitación.
— ¡Oye! Esta es mi habitación ¡Debes irte tú!—le grito tratando de no soltar una carcajada.
Pero el sí se ríe.—Está bien, me iré—alza las manos en forma de paz. Él camina hacia la puerta sin antes susurrar a mi lado—Te apuesto un beso a que quieres otro.
¿Qué?
Sin mucho esfuerzo me gira hacia él y estampa sus labios con los míos, volviendo a besarme, pero esta vez con ferocidad y necesidad.
Es besar el puto cielo.
Nuestros labios estaban pidiendo a gritos que se volvieran a encontrar nuevamente, el sabor del alcohol que ingerí en el bar del hotel hacía un sabor increíble con la menta de su boca. Era un sabor exquisito, sus manos bajaron a mi cintura apretándola con deseo.
Fueron tantas las ganas que en menos de nada me tenía acorralada contra la pared y su cuerpo, tomo mis manos y las llevo sobre mi cabeza aun sosteniéndolas, mientras que su pelvis rozaba mi abdomen.
— ¡Ah!—un leve jadeo salió de mi boca y él gruño sin separar nuestros labios—. Juan...
—Shhh—puso su dedo sobre mis labios—. No digas nada.
Volvió a besarme, mis manos seguían sobre mi cabeza con él sosteniéndolas. La mano que le quedo libre la usa para acariciar mi espalda haciendo que mi piel se estremezca, su aroma me embriaga el doble de lo que el alcohol había logrado causar en mí.
Este hombre huele increíble.
Deja mis labios para dejar besos húmedos y delicados por mi rostro donde ese hombre me había golpeado, sus labios bajaron por mi cuello. Besa tan bien que recuerdo nuestro primer beso hoy más que nunca, él puede hacer que no se me olvide algo nunca.
Mi primer beso fue tierno, pero maravilloso.
Seguía recorriendo mi cuello con sus húmedos y carnosos labios, los sentí en mi clavícula, muevo la cabeza hacia atrás para darle mejor aseso a esa parte sensible de mi cuerpo que, al parecer, él hacía reaccionar muy bien. Su mano baja de mi espalda a mi trasero dándole un leve apretón y provocando otro jadeo de mi parte.
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El Reencuentro ✔️ [YA EN FISICO]
Romance[Terminada] Tengo un nombre, pero él prefiere llamarme "Socia". Y cada vez que pronuncia esa palabra, un calor extraño se apodera de mi cuerpo, recordándome la conexión que compartimos en la adolescencia. Éramos jóvenes, llenos de sonrisas inocentes...