18: El Bar

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18

El bar

Alejandra

Desperté al día siguiente a las nueve de la mañana. Me prepare con ropa lo suficientemente cómoda como para no sufrir de calor. Pero aun así era inevitable.

Me voy a tener que acostumbrar, estaré aquí por tres semanas y no puedo estar dentro de la habitación con aire acondicionado todo el tiempo. Prendo mi teléfono y tengo dos mensajes de Juan José.

Juan: ¿Estas despierta?

Juan: ¿Vamos a nadar?

Una sonrisa se forma en mis labios, llevándome a recordar lo que hicimos en mi sueño y lo que daría por volver a soñar eso, ya que no me atrevería a pedírselo. No soy tonta, Juan José tiene una buena fama de mujeriego.

Para no dejarlo en visto le respondo:

Alejandra: ¿Ya desayunaste? Muero de hambre.

Cierro los ojos mientras espero una respuesta de su parte que tarda menos de treinta segundos en llegar.

Juan: Aun no, te espero en la recepción. No tardes.

Guardo mi teléfono en el bolso de playa que compre antes de venir. Mi vestido sin mangas y sandalias eran perfectos para un día soleado como hoy.

Me acomodo varia veces el cabello mientras voy bajando en el ascensor a la recepción. Ya abajo en la recepción busco a Juan José con la mirada, lo encuentro coqueteando con la recepcionista.

Hombres.

Me acerco a ellos y saludo muy feliz.

—Sr. López, ¿vamos a desayunar?—le doy una sonrisa de boca cerrada a la recepcionista y ella agacha la cabeza apenada.

—Oh, muchas gracias por la información. Hasta luego señorita—Él se despide de la recepcionista.

Nos encaminamos hasta el restaurante del hotel. Por mi parte no digo ni una palabra, no quiero hablar con él. No ahora.

Elegimos una mesa en la esquina del lugar. Trato de ser profesional en todo momento mientras estemos en público, un mesero muy apuesto se nos acerca y nos habla en ingles. Pido mi desayuno, mientras le dirijo una de mis mejores sonrisas coquetas al mesero y noto como Juan José alcanza a poner los ojos en blanco.

Celebro para mis adentros.

Me toco el cabello mientras el mesero anota el desayuno de Juan, el me mira de reojo y yo solo sonrió mientras que sigo haciéndome la interesante con el mesero. El mesero me guiña el ojo antes de irse y yo me sonrojo un poco por las reacciones de ambos.

—Si quieres ve y ayúdale a preparar el desayuno—dice mi socio.

—No sería mala idea—me cruzo de piernas—. Es muy guapo.

El desvía su mirada hacia mis muslos y sonríe.

—Créeme, se sentirá muy complacido con tu ayuda—traga grueso cuando me recuesto sobre la mesa dándole vista a mis pechos.

— ¿Por qué tan agresivo?— pregunto mientras aparto el cabello de mis hombros—. Es normal que sea amable.

El apaga su teléfono y lo deja sobre la mesa.

—No, yo solo decía.

—Aja.

— Como estabas muy entretenida con su presencia—Se levanta un poco su camisa dándome una espectacular vista de la v en su bajo abdomen—. Pensé que te había parecido atractivo.

El Reencuentro ✔️ [YA EN FISICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora