26: ¿Con ese mujeriego?

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¿Con ese mujeriego?


Alejandra

Desperté muy temprano para ir por Loren y ponernos al día sobre todo lo que esté pendiente. También debemos ir a elegir los vestidos que usaremos mañana en el lanzamiento con la empresa de Juan.

Me encuentro con mi mejor amiga en la recepción y ella está sin duda despampanante.

—Pero que elegancia la de Francia.

Me abrazo a su espalda.

—Te extrañe...

Se gira para abrazarme mejor.

—El sol te tiene preciosa.

—Y a ti el frio de Bogotá algo triste, ¿Todo bien? —cuestiono mirándola.

—Anoche me llamo mi madre después de una pequeña discusión con Angel.

Comenzamos a caminar hacia el restaurante y nos sentamos en la mesa más alejada.

—¿Pero tu mama está bien? —Ella asiente— ¿Entonces?

—Me rompieron el corazón.

Me rio sin querer.

Era difícil creer que Loren le rompieron el corazón.

—¿A ti? No me mientas, trata de ser un poco más seria para creerte.

—No vez que hablo completamente en serio.

Sus ojos se humedecieron y ahí comprendí que no estaba bromeando.

Maldición.

La abrace mientras ella daba pequeños sollozos sobre mi hombro.

—Ya bonita. Suelta todo—Se separa un poco y comenzó a contarme con detalle lo que estaba pasando en su vida.

No podía creer que Angel y ella se hayan quedado atrapados en un ascensor. Y que se besaran. Y que luego el muy tonto le dijera que se alejara de él, pero aun así dándole esperanzas.

Amigo de Juan tenía que ser.

—Si me lo cruzo sin duda le voy a decir hasta de que se va a morir.

—No puedes hacer eso, es mi culpa por enamorarme de alguien del trabajo. Además, tampoco es su culpa.

— ¡Que! ¿Acaso estas ciega? es un bipolar—Me cruzo de brazos mirando su expresión de comprensión.

Menuda tonta.

—No sé nada de su vida. Quizás tenga un pasado difícil.

—Vaya que si eres tonta.

—Alejandra, sabes como soy y me conoces a la perfección. Pero él tiene algo que no lo deja seguir adelante con su vida y por eso se comporta de esa manera.

— ¿Que? ¿Acaso, no se le para?—cuestiono con ironía.

—No, eso no es te lo aseguro.

La veo limpiar sus mejillas con el dorso de la mano.

— ¿Entonces?

—Ayúdame a averiguarlo.

— ¿Pero cómo? Apenas y lo saludo—me encojo de hombros.

—Pero tenemos a tu socio.

Caigo en cuenta, Angel y Juan José son mejores amigos desde que tengo uso de razón.

El Reencuentro ✔️ [YA EN FISICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora