Capitulo 10

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Zemo resopló, mirando a sus dos mejores amigos al otro lado de la pantalla de su laptop.

—tengo la ligera sospecha de que está usando ese suéter porque tiene chupones—comentó Loki con cierta mofa, apoyado despreocupadamente en el regazo de su esposa, apenas vestido con una bata de baño.

El castaño le arqueó una peligrosa ceja.

—a diferencia de ti, vulgar, yo si me arreglo para hablar con mis conocidos—espetó con el mismo tono que le dirigía siempre al pelinegro.

Este se llevó una mano al pecho, haciéndose el ofendido.

—oh, voy a llorar—dijo con burla—como si no me hubieras visto las pelotas antes, Helmut.

—Dos veces, para mi desgracia—recordó el Barón con desagrado—y en la segunda ocasión, te la estaban metiendo.

—días de gloria—suspiró el príncipe logrando que su esposa resoplara, pero de la risa.

Zemo solo rodó los ojos y miró esta vez a la castaña de cabello ondulado, ojos azules como el cielo y sonrisa relajada, en su rostro había juventud, pero también la indudable marca del tiempo, de la guerra.

Y del dolor, ahora Zemo entendía, ese dolor que se visualizaba en Aksurem y nunca pudo averiguar que era.

—¿y quién es él? —preguntó la castaña ansiosa—¿Dónde lo conociste? ¿es serio?

El barón apretó sus labios, porque sabía lo que debía hacer y aun así... estaba dudoso.

—¿Helmut? —llamó ella confundida y preocupada—¿está todo bien?

—de seguro le duele el trasero de tanto que le dieron—comentó Loki moviendo su cabeza en son de negatividad—das vergüenza, Barón, que poca resistencia tienes.

—no todos somos tan pasivos como tú, mi querido príncipe—replicó Zemo con el mismo tono venenoso.

Aksurem rodó los ojos y jaló el largo cabello negro de su esposo.

—ya, déjalo hablar—regañó y miró a su amigo—ahora, ¿vas a decirnos que pasa? Comienzo a preocuparme.

Zemo tomó aire y miró por un momento hacia el jardín de su casa, se encontraba en su oficina y las ventanas allí eran muy grandes, las vistas magnificas. Mirar aquel paisaje le hizo recordar a James y tomar valor.

—Aksurem—dijo con tono serio y mirando a la pareja—¿el nombre de James Buchanan Barnes te suena?

El rostro de la castaña cambió al instante, la sorpresa llenó sus ojos y su cuerpo se tensó tanto que Loki se levantó para mirarla preocupado, la expresión del pelinegro volviéndose seria en segundos.

—¿Amor, estas bien? —preguntó suavemente y tocándole el hombro.

Zemo no se burló, pues el respetaba el verdadero amor que Loki le profetizaba a la castaña.

—Tu... ¿Cómo sabes de ese nombre? —preguntó Aksurem aun atónita.

—También se quién es Argent—añadió el castaño y su amiga abrió más los ojos, un dolor agudo cruzo su rostro—lamento sacar el tema, lo siento mucho, Aksurem, solo... que quizás deberías venir aquí, y preguntarle a James lo que sucede.

La castaña lo miró fijamente, en un silencio tenso y entonces comprendió todo.

—¿fue él? —preguntó y en sus ojos había un brillo de esperanza—¿anoche... estuviste con él?

Zemo asintió lentamente, Aksurem abrió su boca sorprendida antes de levantarse, sorprendiendo a ambos hombres.

—Loki, muévete, nos vamos a New York—ordenó con su tono de Capitana—iré a recoger las maletas, reserva los vuelos, Zemo nos vemos pronto, por favor manda a Oeznik a buscarnos al aeropuerto y prepáranos una habitación en tu casa.

Lonely / WinterbaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora