RESOLUTION

127 22 0
                                    


"Entonces se ignoran mientras sus sombras se miran" 

Quien era ella, quien habia sido, y en quien se estaba convirtiendo, era la incógnita que aquejaba a su tan insensato e inocente corazón, un signo de interrogación encontró nido y se incrusto como una dolorosa espina en el fondo de su corazón. 

los dedos de sus manos se movieron naturalmente para esconderse en el cabello de un acongojado corazón, que al igual que el de ella sufría con la incertidumbre del que hacer. 

el viento soplo levemente trayendo consigo el perfume de recuerdos que ambos deseaban poder hasta ese entonces borrar. 

las manos temblorosas de Dietfried se enroscaron en las largas faldas de Violet mientras  su rostro se escondía en la frondosa tela. Ella sabia que aquel hombre estaba luchando una batalla infernal y dentro de su corazón ella entendía aquel sentimiento que le embriagaba, tal vez nadie en el mundo existía que pudiese entender lo que ambos estaban sintiendo. 

violet se arrodillo para quedar frente a Dietfried, que sin mirarla intentaba ocultar su rostro, pero astuta como ella misma sus ojos lograron encontrarse y como el surgimiento de los planetas un sin fin de estrellas chocaron cuando sus miradas se hallaron. 

el secreto del universo, ese que tantos científicos mueren por descubrir estaba atrapado ahí  en su mirada, en aquellos ojos tan misteriosos que le miraban como un ciervo recién nacido. 

Violet tomo una de sus manos y la poso sobre su mejilla regalándole un sonrisa " no tengas miedo" fueron las palabras mas hermosas que Dietfried haya podido escuchar. al fin ella habia decidido darle una oportunidad al mundo que ella misma habia caminado, con miedos y tumultos decidió apostar por este hombre que le mostraba su fragilidad, que aprendía como ella a como volver a ser un ser humano otra vez. 

aunque seguía confundida, Dietfried era quien se habia quedado a su lado, no era el hombre que se  escapaba en medio del bosque. 

los dedos de Dietfried se escabulleron entre los suyos y atrapándolos se tomaron de las manos, volvieron a la casa lentamente mientras sus miradas se perdían la una en la otra. 

"Ahora hay que vivir hasta quemarse"




ArderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora