12. Monedas de oro

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El tren dejaba a Peter en la estación de la avenida 36, que está justo al lado de Midtown High

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El tren dejaba a Peter en la estación de la avenida 36, que está justo al lado de Midtown High. Bajaba las escaleras hasta el nivel de la calle donde hay campos de fútbol rodeados de vallas, paseaba por las líneas laterales y finalmente llegaba al edificio principal.

Varias veces me había tocado verlo llegar justo cuando Terry me dejaba frente a la entrada de la escuela. Justo ahora estaba pasando los campos de fútbol, podía verlo caminando cabizbajo con los audífonos puestos.

—Te veré en la salida —le dije a Terry, quitándome el cinturón de seguridad.

—Ten un buen día, cariño, y pórtate bien —me dijo con una mirada entre amorosa y severa.

—Lo haré —sonreí—. Ya me tengo que ir.

Me miró extrañado.

—¿Por qué la prisa? Faltan quince minutos para tu primera clase.

Miré ansiosamente a Peter. Cada vez se acercaba más al edificio.

—¡Ahh! —comprendió Terry, viendo mi objetivo— ¡Ese es el chico que te gusta!

—¡Shh! —le pedí, temiendo que alguien lo hubiera escuchado, ya que las ventanillas estaban abajo— Dilo más fuerte, ¿quieres? Los de la NASA no te oyeron. ¡Y no me gusta!

—Muy bien —asintió, y tomó aire profundamente antes de abrir la boca, pero lo detuve a tiempo, evitando que gritara a toda la escuela. Él se rio cuando le quité la mano de la boca—. Se ve como un chico decente. Ñoño. Lo apruebo.

Rodé los ojos, pero no pude evitar sonreír.

—Sí, es lindo —dije bobamente, y vi a Peter pasar frente al coche distraídamente—. Pero ya te dije que no me gusta. Ahora sí, ¡adiós!

Me bajé del auto y cerré la puerta. Comencé a caminar hacia Peter... hasta que el claxon del auto sonó un par de veces. Varios estudiantes voltearon a ver a Terry, quien me despedía con la mano y una enorme sonrisa... avergonzándome a propósito.

Me puse roja como un tomate y me volteé de nuevo hacia la escuela, pero cuando lo hice, choqué con Peter, quien se había acercado a mis espaldas al oír el claxon y ver que era por mí.

—Lo siento —le dije—. No te vi.

—¿Era tu papá? —me preguntó burlón.

—No... —mentí.

Peter empezó a reírse y sólo se detuvo cuando le di un suave golpe en el hombro. Comenzamos a caminar hacia el tramo de escaleras que llevaba a las puertas del edificio, cuando el claxon de otro auto nos asustó. Peter me rodeó el torso con su brazo y me empujó hacia la acera antes de saltar a mi lado.

Miramos confundidos y sorprendidos al auto que, en lugar de desacelerar o frenar, nos pitó y siguió avanzando. Flash, con su pretencioso coche nuevo, un Audi TT RS, nos vio con una sonrisa burlona.

cybergirl [parker] squad of heroines ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora