Los meses habían pasado de una manera increíblemente rápida y los días siquiera se habían visto, en especial para Jung Kook, quien con un itinerario complicado y un tiempo literalmente reducido casi a cero —por sus conciertos y tours por América y Europa— le hacían todo mucho más difícil. Aun así, no había día en que no pensara en Yoongi y en cómo estaría.
Por otro lado, estaba Yoongi y su familia, quienes se habían instalado definitivamente en Holanda y habían abierto una clínica junto al doctor de Yoongi, la cual se especializaba en donceles con problemas en varias áreas.
Aquel cambio de aires y de país parecía haberle sentado bien a todos los Min, incluyendo a Yoongi, quien justo en ese momento estaba recibiendo su rutinario chequeo médico, el cual era realizado por su padre y su hermano mayor.
—¿No sientes náuseas, ni mareos? ¿O dificultad al respirar? —Le preguntó Jaebum mientras su padre le retiraba uno de los parches que Yoongi había comenzado a usar desde hacía más de un año.
Yoongi negó con su cabeza con una mueca de dolor, pues los adhesivos que eran utilizados en los parches eran resistentes y duraderos, en especial porque tenían que soportar cualquier actividad física que el doncel realizara —la cual no era mucha, debido a su condición— pero sin duda, de lo que sí se habían asegurado los Min era de que resistiera el baño de tina con agua caliente que de vez en cuando a Yoongi le gustaba tomar por un largo rato.
—Lo siento —le dijo el padre al ver la piel roja y lastimada del pecho de Yoongi justo donde había retirado el parche.
—Está bien, ya me he ido acostumbrando —comentó Yoongi mientras sentía a su padre limpiar y curar la piel maltratada para después adherir otro parche nuevo en la misma zona donde había removido el anterior —, además, hay dolores peores —susurró con voz suave y entristecida.
Los Min, su padre y su hermano, sabían perfectamente a qué se refería Yoongi. Sin duda, de nuevo estaba hablando del dolor desgarrador que había sentido éste al perder a su pequeña Hye, la luz de sus ojos, como él solía llamarla.
Los dos parches que usaba Yoongi —uno en su espalda y otro en su pecho— eran sus nuevos pulmones, por llamarlos de alguna manera, pues sin ellos él siquiera era capaz de respirar sin sentir que se ahogaba. Cada parche de figura cuadrada medía al menos veinte centímetros de cada lado. Era grande y aun así, Yoongi debía utilizar dos. Sin mencionar que Jaebum debía usar su propio olor y esperma para aplacar las feromonas alborotadas de Yoongi cada vez que se le extraía un parche, pues al remover un parche, el aroma intenso y atrayente de Jung Kook con el cual Yoongi seguía impregnado se exponía. En otras palabras, aquellos parches disfrazaban el olor de Jung Kook impregnado en Yoongi, pero también era una especie de neutralizador de aroma, el cual neutralizaba el suyo propio, es decir, Yoongi ya no olía a lo que una vez había olido. Si no, que olía solamente a su hermano mayor, dando la impresión a cualquiera que no lo conocía de que éste era un alfa. O al menos eso era lo que aparentaba a simple vista, pues Jaebum había descubierto que su olor se exponía levemente cuando se excitaba.
—¿Cómo te sientes? —Le preguntó su padre mientras miraba los ojos dilatados y algo desorbitados de su hijo menor al percibir el aroma de su macho, el cual permanecía encapsulado en aquellos parches desde que los usaba, es decir, poco después de la muerte de su hija.
—Estoy bien —susurró Yoongi, mientras se ponía en pie para acomodarse la camisa.
—Despacio, sabes que tu cuerpo se pone sensible cada vez que te cambiamos los parches —le dijo Jaebum a Yoongi mientras lo ayudaba a ponerse de pie. Así, Yoongi volteó a mirarlo y con una sonrisa agradecida, y suave, le dijo:
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FOREVER (KOOKGI) +18
FanfictionSiempre se ha sabido que los felinos son una raza intrépida, esbelta y ágil. Su fiereza no se compara con la de los lobos, serpientes, osos o cualquier otra raza que se haya mezclado con los humanos en el mundo. Los felinos, sin importar su sexualid...