Capítulo 43

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_______ rebuscó entre el montón de rocas que había recogido, encontrando una más grande. La sostuvo en su mano y luego la arrojó al lago, escuchando el chapoteo. Apenas podía distinguir las ondas al chocar contra la superficie. Levantó la vista.

Estaba lo suficientemente lejos de la ciudad para ver las estrellas, pero la luna estaba alta e iluminaba el cielo.

Y eso, por supuesto, le hizo sentir... bueno, un poco sombría. Siempre asociaba la luna con Billie.

Aunque le gustaba un buen atardecer, incluso un bonito amanecer, la luna llena era algo especial. Recordó la primera vez que su padre la arrastró fuera de su saco de dormir para escalar hasta la cima y ver la luna cuando el reloj marcara cerca de la medianoche.
Y recordó cuando él compró este lugar. Todavía estaba en secundaria.

Pero ese primer verano, en la luna llena de cada mes, él la sacaba en el bote y flotaban perezosamente en el lago, viendo como la luna sobrevolaba la zona. Tiempos sin preocupaciones, de seguro. Había recibido su amor de la tranquilidad, del cielo de la noche, de su padre.

Y nunca lo había compartido con nadie. No hasta esa noche en la costa, cuando golpeó la puerta de Billie, convenciéndola para salir a compartir la marea alta y la luna de medianoche con ella.

_______ se preguntaba si no se había enamorado de Billie esa misma noche.

-Y ella está con Melisa esta noche. -dijo secamente.

Sí, seguro... tal vez había sido planeada meses atrás... esta cita.

_______ trató de recordarse a sí misma que no tenía ataduras con la ojiazul. Estaban saliendo, se estaban conociendo entre sí. No tenían una relación. Agarró otra piedra y la arrojó al lago.

No... ellas no tenían una relación. En fin... ¿Qué demonios sabía ella de relaciones?

No tenía experiencia en otra cosa que no fuese salir con universitarias. Billie era una mujer madura que acostumbraba salir con mujeres... bueno... mujeres como Melisa.

-No soy Melisa. -murmuró ella mientras agarraba la botella de vino, tomando un largo trago.

Tal vez... tal vez ella y Billie eran demasiado diferentes. Tal vez ellas no tenían lo suficiente en común como para hacer que esto terminara en algo.

¿Y qué si el sexo era fantástico? ¿Era eso suficiente?

Agarró otra piedra y la arrojó en el lago, el chapoteo perturbó el silencio. Respiró profundamente, disfrutando la fragancia del viejo enebro que custodiaba el muelle.

Sí...el sexo era algo especial. Eso no significa necesariamente que su relación sería así.

Dejó escapar un suspiro de frustración y se recostó en el muelle, sus brazos a los costados. Se quedó mirando hacia el cielo, deseando poder alejar sus pensamientos a algo distinto que no fuese Billie...y Melisa.

Pero ellas continuaban bailando alrededor de su cabeza, volviéndola loca.

Cerró sus ojos a las estrellas, imaginando el sol y la arena, las olas en la playa, el rugido de las olas, el grito de las gaviotas... todas las cosas que siempre le vincularían a Billie. Pero, aun así, fue una sensación pacífica la que se apoderó de ella.

El poder ver esa mirada en los ojos azules de Billie, el aspecto que tenían después de hacer el amor. La mirada que le decía que había sido más que sexo. Que habían hecho el amor.

Abrió los ojos nuevamente, parpadeando hacia el cielo nocturno, enfocándose nuevamente en las estrellas. Giró su cabeza hacia un lado, descubriendo que la luna se había elevado más en el cielo.

Midnight Moon (Billie Eilish y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora