Capítulo 1

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Billie O'Connell le dio a su asistente una mirada perpleja

—¿Vacaciones? ¿Sola? ¿En un lugar atractivo para lesbianas? —negó con la cabeza. —No seas ridícula.

—¿Cuánto tiempo vas a seguir de mal humor por ella?

—¿De mal humor? Ciertamente no estoy de mal humor. Han pasado ocho meses desde que...desde que...—levantó las manos. —Era mi mejor amiga, por el amor de Dios ¿Había dicho eso?

—Un centenar de veces—murmuró Renata.

—Ella estaba durmiendo con mi mejor amiga! —continuó Billie. —Justo debajo de mi nariz ¿Te dije eso? Renata le dedicó una sonrisa divertida.

—Cien veces. Y como he dicho antes, ella no era realmente tu mejor amiga.

Billie bajo la cabeza hacia su escritorio y cerró los ojos, todavía era capaz de verlas en su cama; Danielle con una expresión de asombro en su rostro y Esmeralda tratando de echarle la culpa a ella, como si hubiese sido ella la que estuviese en la cama con su mejor amiga.

—Oh Dios, todavía estoy de mal humor ¿no? —abrió los ojos para mirar a Renata. —Aún la extraño.

—Oh Billie, no lo hagas. Era una perra conspiradora. Nunca me gustó. Te lo dije desde el primer momento. —La ojiazul levantó su cabeza y sonrió.

—No. Estaba hablando de Danielle, no de Esmeralda.

—Bueno, me gustaba Danielle...supongo...pero no estuve cerca de ella mucho tiempo. Y tienes que dejar de pensar en ella como tu mejor amiga.

—Lo sé. —Billie se recostó en su silla y dejó escapar un profundo suspiro. —Dios...odio a las mujeres.

—Bueno, siempre puedes unirte a mi equipo. —dijo Renata con una sonrisa—¡Podría emparejarte con Michael!

—No las odio tanto. —se volvió hacia ella y sonrió—Así que crees que necesito unas vacaciones ¿huh? —Renata asintió.

—Sí. La temporada de impuestos ha terminado finalmente. Sé que estás exhausta.

Billie asintió. Sí, estaba exhausta. Desde enero hasta abril siempre era agitado en la empresa de contabilidad. Pero este año no había tenido ninguna razón para regresar a casa cada noche así que había trabajado en horas casi obscenas.

Se dijo a sí misma que era su firma y que tenía que predicar con el ejemplo, pero incluso ella sabía que había llevado las cosas al extremo. Era la casa. Debió haberla vendido después que Esmeralda se mudó, pero estaba en las colinas de West Austin y cerca de su oficina.

Aunque habían vivido juntas sólo cinco años...cinco años, tres meses y un puñado de días...Esmeralda había puesto su sello en ella. Esmeralda tenía el 'guante verde' y mantenía los lechos de flores llenos de plantas de la temporada. Esmeralda era la chef y la cocina estaba equipada con todos los aparatos imaginables. Esmeralda preparaba para las dos deliciosas comidas y planificaba cenas de lujo frecuentemente.

Esa parte, la extrañaba. Ahora había contratado un equipo de jardinería para plantar sus flores y mantener el césped ¿Y las comidas? Oh, ella cocinaba algunas veces. Pero cocinar para una era deprimente. Por lo general compraba algo de camino a casa o...con menos frecuencia...cenaba fuera con amigas.

Era en esos momentos cuando más extrañaba a Danielle. Se habían conocido por muchos años, muchos antes que Esmeralda entrara en su vida. Aun así, habían hecho tiempo para cenar juntas al menos una vez a la semana. Y aunque en el fondo...sabía que había sido culpa de Esmeralda...no se permitía a sí misma perdonar a Danielle. No habían hablado desde la noche en que les había pillado en la cama, aunque Danielle había tratado de ponerse en contacto con ella...al menos al principio.

Ahora, habían pasado ocho meses y dudaba que pudiesen recuperar su amistad. Esmeralda también se había mudado...ya vivía con otra persona...una abogada con quien Billie había salido una vez.

Negó con la cabeza lentamente, odiando su vida en ese momento. Cumpliría 30 años a finales de verano y su vida personal era tan inestable como lo había sido en sus 20 años. Miró a Renata y le ofreció una débil sonrisa.

Renata había trabajado para ella desde que Billie le había comprado la firma al señor Neely, ocho años atrás. Sabía que Renata era un excelente juez de carácter y debió haber confiado en ella con respecto a Esmeralda. Renata le había dicho una vez que pensaba que Esmeralda era diabólica. Eso, por supuesto, resultó ser cierto. Y ahora que Esmeralda estaba viviendo con otra persona, se le ocurrió que los amantes de Esmeralda siempre habían sido todas mujeres profesionales, todas con casas bonitas y con ingresos igualmente agradables.

Y al parecer, Billie había sucumbido a su encanto tan fácilmente como las otras.

—Así que cuéntame sobre estas vacaciones en la playa—le instó.

Renata buscó el ordenador portátil de Billie.

—Es en Mustang Island. Port Aransas. —dijo mientras consultaba en el navegador.

—¿Cómo supiste de eso? No eres gay—dijo la ojiazul.

—Me enteré por Jeannie.

—¿Quién es Jeannie?

—Mi prima. Ella y un grupo de sus amigas fueron en marzo—giró la laptop hacia ella, mostrándole una imagen de un paraguas de colores brillantes fijo en la arena con dos mujeres acostadas debajo de él. —Justo en la playa. Era un viejo hotel de tres pisos que estaba cerrado. Lo han renovado y luego añadieron estas lindas cabañas e hicieron dos piscinas—dijo ella mostrándole otra foto—En una de ellas...la ropa es opcional. Estoy segura que te la pasaras en esa—dijo con una risa. —Desnuda alrededor de una piscina.

—¿Y se comercializa para lesbianas?

—Sí. Jeannie dijo que la pasaron muy bien allí. Creo que deberías probar.

Billie vaciló.

—No creo que ir allí sola sea tan emocionante—dijo ella. —Probablemente no habrá nada más que parejas—señaló el anuncio. —Una escapada romántica. Mi escapada sería cualquier cosa menos romántica. — dijo ella.

—No te estaba sugiriendo esto porque fuese romántico. Estaba pensando que sería un gran lugar para que fueses y recargaras y te desconectaras de Axel durante una semana.

Aun así dudó. Si bien parecía divertido y todas las mujeres en las fotografías estaban sonriendo y lucían felices, en realidad no era su tipo de escena. Nunca había sido una amante de la playa y tenía su propia piscina en casa. Parecería ser una pérdida de tiempo bajar a Port Aransas sólo para sentarse en la piscina. Por supuesto, las cabañas eran muy atractivas y las palmeras hacían que todo pareciera como si se tratara de un paraíso tropical. Supuso que sentarse bajo el sol y relajarse con una bebida con sabor a fruta sería refrescante.

—¿Y bien?

Billie se quedó mirando la escena, tratando de imaginarse a sí misma allí.

—Qué demonios. Supongo que necesito alejarme.

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Midnight Moon (Billie Eilish y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora