⊱ Pasar todo un día con su pequeño hijo había resultado un verdadero reto para Chou Tzuyu
Pero ahora debería que pasar una semana cuidando a su angelito travieso, veinticuatro horas durante siete días, un total de ciento sesenta y ocho horas lo que...
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— Entonces ¿ lograste sacar todos esos peluches para Eunwoonie ?
— Por supuesto cariño, tu esposa es increíble ¿ verdad Eunwoo ?
El bebé regordete gateo sobre la cama hasta recostar su cabecita en el abdomen de su madre a la vez que estiraba una de sus manitos hacia la pantalla de la computadora en las piernas de Tzuyu y con la otra abrazaba a su querido shiba de felpa.
— Aww cielito, te extraño tanto, mami estará ahí pronto.
Eunwoo puso frente a la cámara su nueva adquisición y soltó una adorable risita.
— Mami, ve mami.
— ¿ Qué pasa cariño ?
— ¡ Mami mami !
Tzuyu sonrió y pasó su mano por los alborotados cabellos de su pequeño hijo, fijo su mirada en Sana y le habló con una sonrisa.
— Eunwoo piensa que el perro se parece a ti.
— ¿ A mi ?
— Si, ya sabes solo debes darle la vuelta para verlo.
Sana la miro seria un momento pero después comenzaron a reír las dos, siendo seguidas por un Eunwoo que no entendía la situación pero que amaba la risa de sus madres.
Casi cuarenta minutos después, Sana se despidió prometiendoles que les hablaría al día siguiente, pues al fin había encontrado un lugar con buena recepción.
Eunwoo se había quedado dormido en medio de todos los peluches que tenia sobre la cama mientras estaba escuchando la voz de Sana.
Tzuyu lo arropó con cuidado y se dispuso a trabajar en nuevas letras para futuras canciones.
El departamento se encuentran en calma, tanta que Tzuyu estaba comenzando a quedarse dormida en su silla frente al escritorio, su cabeza iba de un lado a otro hasta que terminó estrellando su frente contra la mesa, provocando así que el sueño se fuera por completo, se levantó tallando su frente para dirigirse a la cama y una vez enfocó la vista sobre la cama.
¡ Su bebé había desaparecido !
Sobre la cama no había nada más que el montón de peluches que recientemente obtuvo, las sabanas eran sólo una bolita de tela.
Tzuyu olvidó por completo el dolor de su frente y salió apresurado rumbo a la cocina en busca de su bebé, abrió el refrigerador rápidamente temiendo encontrar un desastre como la vez pasada, pero ahí no había más que comida.
