→ Décimo Octavo Pucherito ←

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Al menos ir por la despensa semanal no había salido tan mal como pensaba..

No, en realidad había salido peor de lo que pensaba pero ella era Chou mala suerte Tzuyu, no pudo haber esperado algo diferente. 

Desde que se había quedado sin auto en el estacionamiento del supermercado supo que ir a hacer las compras sería terrible. 

Tzuyu se quito los guantes, el gorro y los guardo en los bolsillos del grueso abrigo que al final no le había servido de nada, y que la estaba sofocado al ser un día caluroso, pero no tenía en que guardarlo así que tuvo que dejárselo puesto y sentirse como pollo al vapor por el resto del camino. 

Salió del estacionamiento y fue directo a la parada del bus, debido a que el supermercado al que debía ir lejos no le quedaba otra opción, por desgracia ir entre tanta gente no le encantaba. 

El resto del camino no fue tan malo, excepto por ese pequeño mocoso detrás de su asiento empeñado en tirar de sus cabellos como si fueses ligas y por la mujer a su lado que le dejaba caer la cabeza en su hombro cada cinco segundos.

Cuando al fin llegó a la parada del supermercado y bajo del autobús pudo respirar profundo y más calmada, se había estado conteniendo las ganas de no darle una palmada en la mano a ese chiquillo, no soportaba que la usarán como juguete, aunque bueno si se hubiese tratado de Eunwoonie probablemente ni se habría molestado, y es que su costalito con patas era el bebé más bonito del mundo, no podía siquiera pensar en negarle algo, ni a él ni a Sana, Tzuyu los amaba con todo su corazón y su alma. 

Por eso debería pensar en como arreglar las cosas con su adorable esposa, quien seguramente seguía molesta con ella, quizás si le compraba una enorme caja de mochis podría hacer que le bajara un poco el enojo. 

Con la esperanza surgiendo en su interior nuevamente se adentro al supermercado y tomó el carrito más cercano que vio, aunque segundos después tuvo que disculparse y salir a buscar uno propio, pues había tomado el de una mujer mayor que la reprendió por no preguntar antes de  tomar las cosas. 

Carnes frías, pastas, leche, papillas, galletas, de eso e innumerables más cosas se había llenado el carrito de Tzuyu, lo que llevará necesitaba alcanzar para la semana completa, al menos la mayor parte, ya que siempre terminaban comprando más leche o papilla en alguna tienda cercana, porque Eunwoo parecía una pequeña esponja absorbiendo toda la leche y papillas que encontraban su paso, doce cajas de leche y ocho paquetes de papilla con catorce sobres cada uno, no eran suficientes para el pequeño y mimado Chou Eunwoo.

La pelinegra se detuvo a mitad de los pasillos, de uno en particular, se preguntaba si sería buena idea comprar más, esta vez se aseguraría de guardarlos bien aunque no sabía si Sana querría usarlos pronto, esperaba que si porque últimamente se sintió falto de cariñito en algunas zonas delicadas, por no decir que extrañaba tocar a su antojo cada milímetro de la suave piel de su esposita mimada, aparto los pensamientos sucios de su mente y diciéndose a si misma que era una genial idea y que siempre es mejor que sobre a qué falte, se metió al pasillo de farmacia para tomar dos cajas de preservativos. 

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𝐔𝐍𝐀 𝐒𝐄𝐌𝐀𝐍𝐀... ¿𝐂𝐎𝐍 𝐌𝐀𝐌𝐀?  |「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora