Narra Autora.
Él se despertó de golpe, sientiendo la ausencia del cálido cuerpo de Charlotte, se giró sobre si mismo para contemplar el espacio vacío que antes ocupada la pelirroja. Vio las sábanas arrugadas y frunció el ceño. Y al lado de la cama un montón de libros apilados en la mesita de noche, clásicos y contemporáneos se destacaban allí.
Se levantó, vistió su musculosa negra de algodón y bajó las escaleras, esperando ver a Charlotte y contemplarla recién despierta. Se la imaginó incoscientemente con sus cabellos alborotados, vestida tan solo con su sudadera, dejando al descubierto sus infinitas piernas. Sonrió ante el pensamiento.
Mientras bajaba, sintió un delicioso aroma, a algo friéndose, siguió a alquel aroma y lo condujo a lo que era la cocina del apartamento. Y allí estaba, vestida justamente como se la había imaginado minutos antes, con su cabello amarrado con una liga formando un tomate, sonriendo ante la sartén y haciendo movimientos con las caderas. Bomer se imaginó a Charlotte en la casa Camorra, con su mirada iracunda e imperturbable, caminando como una fiera y una diosa a la vez; sin duda nada que ver con la chica que estaba en frente de él. Tarareando una canción que se escuchaba por la radio y haciendo movimientos de lado a lado, parecía una niña; tan inocente, tan... hermosa.
Algo le golpeó la pierna haciendo que despertara de su ensoñación, era el pequeño Ted, animado y sonriente, vestido con un pijama que parecía más un disfraz de dinosaurio.
- ¡Papa! ¿Te gusta mi pijama? - Levantó los brazos y dándose una vuelta. Se detuvo para mirarlo y corrió hacia él. - ¡Rawr!
- ¡Te ves muy feroz! ¡No me comas! - Corrió hacia Charlotte, quien no se había percatado de su presencia hasta ese momento y se econdió detrás de ella.
- Eh, Ted. - Le amonestó. - No te comas a Papa y tampoco debes correr cuando la sartén está friendo. Te lo he dicho, muchas veces.
- Lo siento, Mama. - Haciendo un mohín y mirando el suelo. Matt corrió para alzarlo entre sus brazos, para así animarlo; el chico automaticamente rió.
- Buenos días, Visage d'ange. - Le beso la coronilla tan rápido que ella no pudo si quiera notarlo. Bajó a Ted y lo sentó en una silla apartada de la sartén y se acercó a ella nuevamente, por detrás - ¿Que haces?
- Ted quería panqueques para desayuno. ¿Me ayudas rellenándolos con manjar? - Dijo sin más.
- Claro. - Sonrió.
El desayuno fue como ningún otro, risas correspondientes a Ted y a Bomer, y por qué no decir a Charlotte, todos desayunando como si nada hubiese ocurrido. Como si Ted no hubiera perdido a sus padres, como si Matt y Charlotte nunca hubieron matado por montones a miembros de Camorra. Como si ninguna desgracia hubiera ocurrido en mucho tiempo.
Mas bien parecía una familia, Charlotte amonestando a Ted por manchar con manjar su pijama y Matt riendo y a la vez protegiendo a Ted de cualquier tipo de reto de la pelirroja. Pero una llamada interrumpió el momento, el teléfono de Bomer sonaba desde el sofá, se levantó medio confundido y medio atontado y caminó hacia el lugar en donde estaba el aparato. Charlotte no hizo más que mirar con preocupación hacia Bomer, frunciendo los labios y apretando inconscientemente sus pequeñas manos. Cuando Matt contestó, una voz de un hombre fue lo que halló en el otro lado de la línea.
- Matt, soy Neal. - Su voz gruesa y envejecida de hizo presente en el auricular.
- ¿Que ocurre? - Repondió automáticamente a Neal.
- Sé que te he dicho que hoy se tomaran el día libre pero verás... - Empezó a escupir.
- Solo dime que ocurre. - Matt empezó a ponerse nervioso gracias a el tono que tenía Neal, parecía preocupado e indeciso.
- Hemos hallado a un hombre al que hemos perseguido por un largo tiempo, el traicionó a Crawford Company y no podríamos desperdiciar esta oportunidad de matarlo, más ahora que está en Las Vegas. Fuentes me han dicho que el regresó a Las Vegas hace unos poco días y lo vieron por las calles cercanas a la Casa Camorra... - Calló. Indeciso de si seguir o no. - ¿Podrías hacer este encargo?
Matt lo pensó por unos segundos, miraba a Charlotte quien seguía mirándolo fijamente. "Qué más daba" Había pensado Matt. "Solo un encargo más"
- Está bien. Dime su nombre y datos de su ubicación. - Dijo firmemente.
Neal calló nuevamente, dudó un momento en volver a hablar. Su voz se hizo más firme que las veces anteriores. Matt solo pudo escuchar el nombre, antes ya lo habría escuchado. Su cuerpo se tensó y no sabía que decir. Despegó su mirada de Charlotte y la puso en el vacío. Impresionado por lo que había escuchado.
- Dan Rockwood, padre de Charlotte...
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Midnight Murderers [Matt Bomer]
Romance[...]"- No importa cuántas veces me quites las ganas de ti, Charlotte. - Sus labios rozaban su oreja, besando su lóbulo y sonriendo al mismo tiempo. - Siempre habrán más ganas al día siguiente."