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CAPÍTULO 18: CITA

—¿A dónde vas con tanta prisa? —Johannah le preguntó a su hijo mayor, extrañada. Hacía ya un par de días que había comenzado a notar los cambios en él. Su actitud, sus expresiones, sus excusas... Louis le había estado ocultando algo. No por más tiempo.

El omega se miró una última vez en el espejo antes de enfrentar a su madre.

—He quedado —confesó sin filtro, no tenía sentido ocultarlo por más tiempo.

Lo sabía, conocía esa mirada depredadora: "tienes que contármelo si quieres salir de esta casa", era todo lo que esos ojos azules como los suyos decían, y él necesitaba salir. Además podía decírselo, porque por fin era algo real y no el cuento que se imaginaba antes de irse a dormir.

—Has quedado —repitió—. ¿Esto tiene algo que ver con el coche que está aparcado en frente de nuestra casa?

—¿Ya está aquí? —él cuestionó, encontrándose con el mismo coche que su madre estaba mirando por la ventana. Johannah insistió con una ceja alzada y Louis sabía que debía continuar—. Sí, tengo una cita con ese chico de ahí. Volveré pronto.

—¿De qué conoces a ese chico?

—Es de la universidad.

—Lo traerás a casa algún día, ¿verdad? —dijo con su primera taza de café humeante rozando sus labios.

—Sí, queremos conocer a tu novio —Daisy pidió.

—Solo lo traeré si todo sale bien. Y no es mi novio —fue lo último que dijo antes de irse.

—Lo hará, lo presiento —su madre murmuró cuando él ya estaba lo suficientemente lejos para no oírlo.

Louis no podía creer lo que estaba ocurriendo. Harry, el alfa del que había estado estúpidamente enamorado el último año, estaba aparcado frente a la puerta de su casa. Tan elegante, esperando por él en el interior del vehículo. Le estaba sonriendo cuando se acercaba, con esa maldita sonrisa que lo tenía temblando todo el día. Tenía puesta una camisa negra con varios botones abiertos sobre el principio y eso fue todo para Louis.

Intentó parecer tranquilo al abrir la puerta e introducirse en el coche, como alguien que no había pasado la última hora inquieto, corriendo de un lado a otro de su habitación sin estar seguro de que atuendo sería más correcto en la primera cita formal.

Cita. La mente de Louis estaba atascada en esa palabra.

—Hey —Louis saludó, contento de no parecer demasiado ansioso, incluso si Harry pudiera, probablemente, predecir cuán emocionado estaba—. Has llegado pronto.

—No podía esperar más en casa. Espero que no te haya causado ningún inconveniente.

—No. No. Ninguno —rápidamente aclaró—. ¿No vas a tener frío?

—Tengo una chaqueta atrás —señaló—. Estaré bien.

Louis miró el lugar mencionado encontrándose con el abrigo negro.

—Bien, mmh —dudó, poniéndose el cinturón de seguridad—, ¿a dónde vamos a ir?

—Una cafetería, en el centro. Es pequeña, pero todo lo que vende está bastante bien.

—¿Vas mucho?

—Cuando puedo. —En un cruce, Harry se detuvo a mirar directamente al omega y continuó diciendo—: Es la primera vez que llevo a alguien.

El corazón de Louis comenzó a acelerarse. ¿Había oído bien? Sería la primera persona que el alfa llevaría a lo que parecía ser su cafetería favorita en Londres.

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