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CAPÍTULO 25: REFUGIO

Louis había invitado a Harry a su casa.

Con el nuevo año y la proximidad del regreso a clase, le había pedido que hicieran juntos el último trabajo de literatura inglesa. Y Harry aceptó sin dudarlo.

Era uno de esos días especiales en los que sus padres y hermanas decidían ir a pasar el día de compras, por lo que el omega no tenía que preocuparse por las preguntas incómodas y constantes interrupciones por parte de sus hermanas.

Habían acordado verse a las diez de la mañana. Harry fue puntual.

Cuando llegó, Louis no se había cambiado siquiera de ropa, por lo que lo recibió con el pijama del rey león. Harry no podía quejarse con la adorable visión de su novio prácticamente despeinado y con el pijama todavía puesto.

Tras una calurosa bienvenida, le hizo pasar directamente a su habitación.

Harry inhaló el aroma concentrado en la habitación, el aroma de un omega en su estado puro. Era más de lo que Harry estaba acostumbrado a sentir. Esto era más suave que el aroma del omega en su celo, pero todavía era dulce y agradable. Olía a caramelo y naranja, aroma que siempre había sido su favorito. Harry se rascó la nariz en un acto reflejo. 

—Así que esta es la habitación que se ve en el fondo de tus fotos... —fue lo primero que Harry comentó al ingresar a la habitación, reconociendo al instante el color crema de la pared y los cojines sobre la cama.

Louis se sonrojó a causa del repentino comentario. A pesar de todavía enviarle fotos así al alfa, recordarlo le hacía avergonzarse.

No dijo nada y cambió de tema.

—Antes de empezar, ¿quieres que te traiga algo de beber o de comer?

«Contigo es suficiente», Harry pensó con una ligera sonrisa en su expresión.

No lo diría en voz alta, así que en su lugar dijo:

—No cariño, gracias.

Louis no había dicho nada gracioso, por ello no entendía la expresión divertida en el rostro del alfa.

—¿Por qué sonríes así? No he dicho nada gracio-

—Porque eres precioso —Harry dijo de repente. No había querido decirlo así, sin pensar, sin ningún contexto, aunque era lo que pensaba.

Louis no esperaba ese tipo de respuesta, pero su reacción fue la más adecuada. Tomando al alfa del cuello, se acercó hasta sus labios y los besó. Harry correspondió el acto con un movimiento igual de hábil, dejando sus manos en la cadera del omega.

—¿Y esto? —el alfa cuestionó al separarse de los dulces labios.

—Porque quería. —dijo más sonrojado que antes. Señaló la silla a la izquierda que había preparado con antelación para él—. Puedes sentarte ahí.

Él obedeció, relamiéndose los labios, rescatando los restos de su beso. Dejó su mochila en el suelo y tomó asiento en el lugar indicado, esperando a que Louis hiciera lo mismo a su lado.

—¿Has empezado tu parte? Seguro que sí —Louis comentó convencido. Harry sacó su ordenador de la mochila y asintió.

—Voy por la mitad.

Louis se acercó y se sentó, encendiendo su propio portátil.

—Lo sabía. Bueno yo voy casi por la mitad —mencionó confiado, con esperanzas de terminar el trabajo antes de que Harry tuviera que irse o al menos una gran parte.

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