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[Tres semanas después]

No puedo dejar de tocar y ver mis dos anillos, son las dos cosas más apreciadas que tengo.

—¡Liv!, te estoy hablando, vete de mundo amor y vuelve a tierra. — Avani sacudió su mano frente a mí cara.

—Te estoy escuchando. — Quité su mano de mi cara.

—Bueno, ¿de qué estamos hablando?. — La mire insegura.

—¿Geografía?.

—Matematicas Liv, mate-máticas. — Hice una mueca —Debes prestar atención. ¿En qué piensas tanto?.

—No es en qué, sino en quien. — Dije con una sonrisa. Ella rodó sus ojos.

—Si lo sé, pero por favor presta atención. — Suspiré y tome mi carpeta para seguir con el trabajo.

Le pedí a Avani ayuda para esto, todo se me hace difícil ahora.

Mi teléfono comenzó a sonar. —Salvada por la campana. Mi amiga bufó y atendí la llamada. —Hola.

—L-liv, — Era la voz de Riley y no sonaba bien.

—Riley, ¿qué sucede?. — Ya estaba preocupada.

—A Payton le acaban decir algo sobre su estado y no está nada bien, por eso empezó a romper varias cosas y se salió de control. Tienes que venir para calmarlo.

—De acuerdo, e-estaré ahí lo más antes posible. — Corte la llamada y rápidamente comencé a ordenar mis cosas.

—¿Qué paso?.

—E-es Pay, y Riley me dijo que no estaba bien, debo ir. — No podia no dejar salir mis lágrimas —No se que haría sin él.

Avani me tomo de mis brazos para detenerme. —Olivia cálmate, si a el no le quedaría mucho tiempo de vida , tú no estás obligada a que no sigas con tu vida. — La mire —Eres fuerte y lo sé, se que no puedes vivir sin él, pero tú también tienes una vida.

Asentí para dejarla tranquila. Yo sé que tengo una vida, pero tampoco podré vivir sabiendo que el primer amor de mi vida estaría al borde de la muerte.

(...)

Llegando al hospital, con Avani nos dirigimos hacia la habitación de Payton. Afuera de esta se encontraban su hermana, Riley y Jackson. Todos parecían desanimados.

—Esta adentro. — Susurro Riley señalando la puerta.

Toque la puerta y esta se abrió dejando ver a la madre Payton. —Liv, que bueno que viniste. Payton está en el baño, la enfermera está limpiando su cama. — Asentí. —Pasa y espéralo aquí.

Con gusto pase, la enfermera estaba limpiando las cosas de Payton. Me senté en el pequeño sofá para esperarlo.
Según Riley Payton había roto muchas cosas y tenía razón, no estaban las cosas que anteriormente había visto.

La puerta del baño se abrió, ahí estaba Payton con sus ojos rojos, ya estaba cambiado como para irse a casa. Lo miré confundida, pero no dude en abrazarlo y besar su mejilla.

—Lo siento... — Era lo único que él podía susurrar, su voz estaba entrecortada y sentía sus manos temblar.

Lo lleve hasta su cama para que se siente. —¿Por qué dices eso?.

La enfermera salió de la habitación y la madre de Payton también, dijo que en unos momentos volvería con el doctor.

Me miró con tristeza. Su piel era pálida y sus ojeras se notaban mucho. Tomó mis manos y toco los anillos que me dió, soltó una pequeña risita, causando cosquillas en mi estómago.

—Yo sé que no estaré el tiempo suficiente como para estar a tu lado pero, — Sollozo —quiero pasar al menos los últimos días o semanas que me quedan contigo.

Negué sin mirarlo, yo ya tenía mis ojos llenos de lágrimas. Él me abrazó y besó mi cabeza.

—No llores, por favor. — Susurro en mi oído —Me hace mal verte triste.

—Payton, — Me separé y seque mis lágrimas —no digas eso, por favor, pero si es verdad, entonces trataremos de hacer que esto salga bien. No volverás a estar triste, yo seré tu alegría.

—Tú ya eres mi alegría, mi vida, mi sol, mi todo. — Puso un mechón de mi pelo detrás de mi oreja —Te amo, de verdad.

Con eso fue bastante para lanzarme a darle un beso, tal vez un beso de los últimos, pero infinito para mí.

(...)

[Un mes después]

Esto es difícil.

La última vez que Payton estuvo en el hospital, el doctor le había dicho que no le quedaba más opciones para seguir avanzando positivamente. Su cáncer se había hecho más poderoso y a él lo volvía más débil cada día, y según el doctor, no le quedaba más de dos meses.

Supuestamente lo dejaron volver a casa para morir en paz.

Básicamente me mudé a su casa, pasaba todo él día junto a él y nunca me separaba de él. Trataba de animarlo, unas veces funcionaban y otras era imposible que hablara.
Cuando lo veía dormir, lágrimas brotaban de mis ojos al pensar que nunca volveran lo momentos de antes, como acostarme a su lado, hablar con él y tampoco los besos volverán.

Solo aprovecharía a estar a su lado y no despegarme hasta el día en que desaparezca de este infierno y este en un lugar donde pueda descansar.

—Olivia. — Su voz ronca es música para mis oídos.

Todas las mañanas son difíciles para él, ponerle su anestesia para no estar débil, levantarse e ir al comedor a desayunar y poder caminar un poco. No debe quedarse en un lugar, eso le hace mal.

Deje mi computadora a un lado, él me abrazó por la cintura. —Buenos días. — Dije sonriendo.

—Hola. — Me besó. —¿Me harás caminar?.

—Si.

Volvió a besarme. —¿Y ahora?

—No cambiaré los horarios progamados para tí solos porque me estás sobornando con besos. Debes hacerlo. — Bufó y apoyo su cabeza sobre la mía.

—¿Te digo algo?. — Asentí —Los ángeles guardiánes, además de ser guapos, amamos a las personas que cuidamos. — Lo miré —Yo, desde arriba, te cuidare todos los días de tú vida. Estaré a tu lado en los malos momentos y si en algún momento te vuelves a enamorar, quiero que lo ames como me amas a mi.

—Wow, eso sería demaciado amor. — Rió

—Eres una gran persona y promete que nunca cambiarás. — Asentí —¿Si qué?.

—Prometo no cambiar. — Lo besé sin pretexto alguno y acaricie su pelo.

Durante todo el día estuve con él, pero cuando dormía me iba a casa a preparar mis cosas de la escuela. Los fines de semana son los días que pasó más tiempo con él, pero durante los días de semana estoy más en mi casa, cuidando la casa o a mi abuela, también preparándome para los últimos exámenes de la escuela, estoy a tres meses y medio de ser una graduada.

Es difícil ayudar, pero vale la pena estando al lado de él.

𝗠𝘆 𝗔𝗻𝗴𝗲𝗹 (𝗘𝗻 𝗲𝗱𝗶𝗰𝗶𝗼́𝗻) || 𝐏𝐀𝐘𝐓𝐎𝐍 𝐌𝐎𝐎𝐑𝐌𝐄𝐈𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora