Entre universos

Museo

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Aclaración
Remus (y James) no son magos

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El mundo se había ampliado de repente y no podía estar más feliz con eso, no sabía cómo pudo estar toda su vida encerrado, si bien durante los últimos años había sido considerado algo rebelde, su desobediencia no había llegado al grado de escabullirse por Londres muggle, después de todo solo era un muchacho que apenas había descubierto que el mundo iba más allá de Grimmauld Place o de hogwarts.

Detestaba que el sentido de aventura de Peter se limitará a ir a las cocinas luego del toque de queda, si tan solo tuviera un poco más de osadía estaría recorriendo toda la ciudad con él, pero como no era así Sirius dependía de su propio sentido de orientación y las instrucciones confusas de Dorcas, quien le dijo que lo vería a las cinco cercas de una cafetería, pero eran las cinco y media y el no encontraba el lugar.

¿Después de ver la estatua del hombre barbón debía ir a la izquierda o a la derecha? Tal vez ni siquiera vio la estatua, vi una, pero no era un hombre barbón, también pasó muchas cafeterías, pero ningún nombre le sonaba al que Dorcas le había dicho, estaba completamente perdido en aquel mundo que se había ampliado de repente.

Tenía facha de delincuente, no lo iba a negar, pero se veía mejor que los demás y eso venía con una desventaja, las personas no se detenían cuando él les pedía indicaciones, seguramente pensaban que en el momento que se detuvieran los asaltaron. Se perdió más intentando conseguir indicaciones decentes, ya no estaba seguro si tanta vuelta valía la pena, Dorcas podría haber dicho que el lugar tenía el mejor café del mundo, pero se estaba haciendo tarde y por mucho que no lo pareciera no quería estar escuchando los gritos de sus padres preguntándole dónde diablos se había metido.

Y cuando estaba por darse por vencido un chico de lentes se apiadó de él y por fin alguien se detuvo a darle indicaciones.

-Estas muy lejos de ese lugar – Aclaro divertido mientras se acomodaba el cabello y pensaba por unos segundos la ruta más rápida por la cual llegar- Mira te vas por esa calle, derecho por unas tres cuadras – Le explico mientras le movía las manos en dirección a donde debía ir – Y cuando veas una tienda de ropa con un feo logo rosa das la vuelta a la derecha y de ahí te vas derecho hasta que salgas a un museo, es un edifico blanco, no hay manera de que no lo veas, dudo que te pierdas  – El desconocido se burlaba de la forma en la que se había perdido y extrañamente no se sentía molesto, también le resultaba divertido – Ahí pasa un camión es el treinta y dos b lo tomas y te deja justo frente al café

-Muchas gracias, te debo una

Sirius ya había salido corriendo para cuando el desconocido se dio cuenta que probablemente el último camión de esa ruta ya había pasado, por lo que Sirius estuvo por lo menos media hora sentado esperando un camión que nunca pasaría y maldiciendo a todos los que daban mal las direcciones. Terminó por entrar al museo cuando se dio cuenta que el camión ya no llegaría. Aunque fuera a un aburrido museo iría porque no había arriesgado a un castigo por nada.

El museo era una gran colección, sus colores pálidos y las luces opacas hacían ver el lugar como una vieja película, todo estaba en su lugar exacto y lo único que desenfoca eran las personas quien se detenía a ver las exposiciones. Le gusto más de lo que imagino, al inicio caminaba algo rápido para salir lo más pronto posible, las obras de arte no eran lo suyo, no las comprendía y no se pararía para ver si entendía algo de ellas como el resto de las personas en la sala.

Cuando llegó a la sala de personas famosas se detuvo a leer cada letrero para saber más del mundo muggle, las pinturas y fotografías de las personas no se movían, pero había algo que les daba vida en ese lugar, tal vez era la elocuencia de las citas bibliográficas y lo bien que combinaban con sus pinturas. Pero donde más se entretuvo fue en la exhibición de animales, en la de animales extintos para ser presidios, muchos de los esqueletos presentados eran de criaturas mágicas que los no muggles habían encontrado por pura suerte.