Museo (2)

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Regulus Black

Sus padres descuidaron a Sirius, no fue un simple desliz, sabían lo que hacían, no tomaban partido sin antes pensarlo meticulosamente, no había plan que antes no organizaron, no existía vida que no dirigieran. Descuidaban a Sirius porque saben que es caso perdido, mientras que con el se encargaban de que cumpliera las expectativas que debía tener un heredero, cosa que lo estaba matando, intento luchar contra reglas y solo recibió un jodido crucio, dolió como si estuviera en el infierno, pero realmente ya estaba ahí y según decían se podía escapar, quizá si seguía al demonio correctos lo lograría o terminaría muerto.

Se arrepentía de seguir a Sirius, primero porque decidió hacerlo el día que tenía sobre el reciente dolor de un crucio, segundo porque terminó perdiendo su rastro dentro de un museo muggle, no entendía el arte sobre las paredes o los artilugios que se encontraban en medio de las salas, pero sin dudas lo más encantador era la voz que persistía entre los campos de trigo.

"The evil it spread like a fever ahead
It was night when you died, my firefly"

La voz del chico combinaba con todo en la sala, la pintura del campo de trigo, la iluminación templada, el ambiente nostálgico y cálido, incluso la libreta que utilizaba para dibujar la réplica de la pintura era parecida a lo demás en el cuarto, lo único fuera de lugar era él, los colores cálidos nunca fueron lo suyo, él se parecía más a la pintura del fondo que trataba de un tipo solitario sentado en una cafetería.

"What could I have said to raise you from the dead?
Oh could I be the sky on the Fourth of July?"

Estaba tan cansado de buscar que terminó tomando lugar a lado del desconocido, el chico de cabello desordenado solo le dio las buenas tardes para seguir continuando dibujando y cantando sin pena alguna, intentaba mantener la miraba al frente en donde estaba colgadas las pinturas, solía ver de recojo como el chico de lentes dibujaba, por alguna razón le parecía mejor sus dibujos en la libreta que los cuadros en la pared.

El chico dejó de cantar después de un rato, ahora se dedica a tararear la melodía, el dibujo casi estaba terminado y le sorprendió cuando el chico de cabello desordenado arrancó la página de la libreta para dársela.

-Para ti

-¿Disculpa?

-El dibujo es para ti

-No tengo dinero para pagarte

-No quiero dinero

-¿Entonces por qué me darías el dibujo? Los artistas no trabajan gratis

-Me gusta regalarle a chicos lindos mis dibujos

Tomó el dibujo con timidez y temor combinados, sus dedos apenas tocaron a los del otro chico pero el tacto le hizo sentir como si la calidez de la sala finalmente lo contagiara, suplantado el dolor por la felicidad.

No encontró a Sirius pero sí una razón para romper las reglas por lo menos dos veces a la semana, tarde o temprano debía encontrar la forma de filtrar el dolor para que se desvaneciera asi podia seguir adelante aunque no quisiera hacerlo, aunque no pudiera levantarse iba y caminaba calles desiertas hasta el peculiar museo, nunca había acabado de recorrer, primeramente porque había veces que apenas y podía caminar, su segunda razón era porque no necesita las distracciones que contenía solo la compañía que le brindaba una de sus salas.

James era un chico peculiar, su mente no podía dejar de gritarle lo afortunado que era por haberlo encontrado porque seguramente de no ser por las circunstancias previstas nunca se hubiera hablado o volteado a ver, eran tan diferentes, James no era mago, ese detalle ya los ponía a un mundo de distancia pero aun así coincidieron, en lo que no coincidían era los temas de los que hablan sin embargo se entendieron a la perfección, le agradaba escuchar a James explicarle deportes que no entendía, le gustaba que le explicara las historias de los cuadros que los veían enamorarse, le encantaba la forma en la que hablaba para apagar el silencio, amaba la forma en que lo hacía sentir escuchado a pesar de que no entendiera de lo que hablará.

-Le dije que no era literalmente echarle un limón entero a la estufa y Barty me contesto que que debí decirle eso antes de que hiciera estallar la cocina.

James se rió de su pequeña anécdota, había investigado mucho para cambiar las pociones por algo común que no lo dejara en evidencia como mago, por eso y para que el de lentes no creyera que fuera un bicho raro por saber hacer pociones.

-Deberían prohibirles la entrada a la cocina o harán estallar todo un día de estos

-Eso paso una vez pero no fue nuestra culpa un idiota lanzo a nuestro lugar bolas de papel

-Tus clases suenan peligrosas

-Creeme lo son

El dibujo que James había estado haciendo era un pastel con un montón de limones alrededor, le divertía la forma en que sus anécdotas cobran vida en papel, el de lentes despegó la vista del papel, sus miradas se cruzaron y no sabia como no veia mas seguido los ojos de James si estos estaban tan llenos de vida y brillo reluciente.

-Tus ojos siempre me recuerdan a las estrellas - Musito James, sus murmullos siempre sonaban como una canción a medio formar - Ojala hubiera una pintura de ellos para poder verlos siempre

-Quizá cuando muera alguien decida pintarlos para recordarlos

-Yo los pintare, pero tendré que dibujar tu rostro completo para que sean mejor apreciados

-Espero que me dibujes bien, igual no podré quejarme porque estaré muerto

Sabía que a James no le gustaba que bromeara con su muerte pero por primera vez se rió del destino que le esperaba.

-Tienes razón, voy a memorizar cada detalle que tengas - La mira de James cayó por unos segundo en silencio

-¿Qué pasará con tus labios?

Por inercia se llevó sus dedos a sus labios con el temor de que algo estuviera mal.

-¿Qué tienen de malo?

-¿Cómo podré dibujarlos bien si no se ha qué saben tus besos?

Desde que conoció a James él lo había impulsado a ser más, más amables, considera, más divertido, más hablador, más confiado, pero lo mas importante más valiente.

-Entonces ven y descubrelo

James debió planear cada acción y palabra que dijo por qué ese beso fue demasiado perfecto para no ser planificado, como tomó sus labios con suavidad y lo guío en cada paso que dieron, como enterró sus dedos en su cabello para intensificar todo, demasiado perfecto, como todo lo que hacía James.

La perfección no podía durar por siempre, se estaba recuperando aún del beso cuándo James volvió hablar.

-Creo que necesitaré más práctica si quieres un buen dibujo

-Un poco más de práctica no hará daño

Los besos de James le causaban más emoción que cualquiers obra de arte de aquel museo.

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Atentamente Pan Espacial

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