Entre universos

El gato de tres patas

La guerra solo dejaba caos y destrucción a su paso, caminaba de forma lenta , torturando a los soldados o era rápida y no dejaba sobrevivientes, fuera cual fuera el ritmo con el que marchaba la guerra que atravesaban parecía que jamás llegaría a la mansión Potter. No hace mucho habían tenido una boda que renovó las esperanzas de que en aquel mundo aún había salvación.

La boda se celebró durante la primavera y pareciera haber sido hace tantas estaciones, ahora el frío era implacable, las personas se reunían alrededor de su chimedeman para almorzar, algunos curaran las heridas por las misiones recientes y otros simplemente se estaban quejando de que sus parejas salían de la cama antes de tiempo.  

–Regresa de su misión una semana después ¿Y no puede ni quedarse a desayunar? – Remus gritaba y solo mantenía su taza de chocolate caliente a un lado – El puso esa estúpida regla de desayunar juntos pasara lo que pasara y claro como siempre las reglas no parecen aplicar para el

–Remus baja la voz – pidió Lily lo más amable que pudo sonar, no le importaba escuchar a Remus quejarse de Sirius pero no podía escucharlo y curar a Peter a la vez – Estoy segura de que a Peter le duele la cabeza y tú no has dejado de gritar

–Perdonalo Lily – comentó James, intentaba sonreír, aparentar que todo iba bien y que no estaba preocupado por Sirius y por todo en general – Si no duerme sus doce horas amanece de malas

–Como no voy a estar e malas, el idiota de mi novio se va y lo unico que quiero es estar con el, desayunar unas tostadas y leer el peridico – Remus habia comenzado a dar vueltas de un lado a otro, marenado a los presentes, en particular a Peter, el pobre no habia tenido descanso desde que llego – ¿Y que hace él? Se va diciendo que va a buscar un gato ¿Para que quiere un jodido gato? Y para acabarla se lleva el periodico, se que en estos dias el periodico no es lo mejor para leer – Remus soltó un suspiro de resignación mientras se dejaba caer en el sillón de nuevo – Pero es algo que hacer

–Si lo que quieres es leer el periódico yo te traeré el periodico, creo que llego uno esta mañana – Remus estaba por decirle a James que no era necesario pero Lily levantó la mirada por un segundo y fue suficiente para que Remus aceptara – Y a Peter le traeré unas galletas para que se te quite el mal sabor de la pociones sanadoras – James antes de irse a la cocina le dio un beso a Lily, también le dio un beso en la frente a Peter, en tiempos de guerra James se había vuelto aún más cariñoso, si eso es que eso era posible.

–Perdón, solo me quejo y no te pregunto sobre tu misión Peter

Remus por fin empezó a tomar su té, Lily descanso después de tanto y
Peter tenía un poco de atención (que no fuera médica). Un poco de paz y tranquilidad, por fin se podía escuchar la música que hasta ahora parecía ausente, Peter se había desviado del tema de la misión y comenzaba hablar de su colección de títeres, de cómo su novio le había regalado un par de calcetines adornados para que parecieran marionetas, todo parecía tan normal, por un instante lo fue y todos extrañarían esos segundos antes de que James gritara desde la cocina, antes de ver a James llorando mientras sujetaba un periodico con fatídicas noticias.

Todos corrieron a la cocina con varita en mano, listos para matar a aquel que le hizo daño a James, pero no había enemigo para matar y la persona que había hecho llorar a James se encontraba muerta y con un obituario adornando las páginas del periodico.

Lily se arrodilló a su lado preguntando qué ocurría, intentado consolar a su amante, una tarea imposible, James no daba explicación o paraba su llanto, pronto otra persona cayó al suelo, Lily en un rápido vistazo había descubierto el porqué del llanto de James al que se había unido, dejando en el desconcierto a los demás.

Peter medio pudo acercarse, con cautela intentó tomar el periódico pero los llantos desgarradores de la pareja lo asustaron y lo hicieron caer. Al par de amigos no les quedó muchas opciones, solo se quedaron cercas, hasta que se les dio la oportunidad abrazaron a su amigos.