Epílogo.

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Dedicado a mi familia aunque no saben que esto existe ni tampoco les voy a contar❤

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Ese día, en aquel hospital... una parte de Luke Hemmings murió.

Lo que le esperaba a todas las personas cercanas a Michael fue algo peor que la muerte. Michael Clifford quedó en estado de coma, donde las posibilidades de despertar eran iguales a las de no despertar nunca.

Los doctores hicieron todo lo posible para salvarlo durante la operación, pero la herida fue tan crítica, que tuvieron que inducir un coma en el guardaespaldas para mantenerlo con vida, debido a que sino no soportaría el resto del procedimiento.

Debido al delicado estado en el que se encontraba, no sabían cuándo podría llegar a despertar.

La esperanza era lo único a lo que los seres queridos de Michael podían aferrarse.

Pero el problema era que con el correr del tiempo la esperanza comenzaba a agotarse, ya habían pasado cinco años, cinco años en los que los pocos avances que Michael había tenido, como mover un dedo, o apretar la mano de Luke mientras este lo visitaba, no habían ido mucho más lejos, sin contar las complicaciones y múltiples infecciones que su organismo sufría cada vez más y más.

Los padres de Michael tenían la difícil decisión de elegir entre desconectar a su hijo, dejarlo ir y que no se aferrara más a la vida humana, o seguir esperando, año tras año, a que Michael diera alguna señal, mientras empeoraba cada vez más.


Lo peor para Luke era tener que seguir con su vida y sus obligaciones como si nada hubiera ocurrido, para el pueblo de Idealem era una pérdida de un guardaespaldas real más, pero para Luke era más, muchísimo más, era perder al amor de su vida, a su alma gemela.

Luke sabía que era algo joven como para decirlo, pero día tras día que pasaba con Michael en ese estado se convencía cada vez más.

Luke no notó que Michael no tenía la pulsera del hilo rojo hasta que Dylan le enseñó una pulsera que habían encontrado en la escena del crimen, era la que Luke le había regalado a Michael, la pulsera de aquella leyenda que ese niño le había contado en la calle. En ese momento Luke se derrumbó totalmente, sintió como un enorme peso caía sobre sus hombros, pasó horas llorando y descargando su tristeza, mientras que Dylan y Cody estaban allí para intentar reconfortarlo, intentando darle esperanza.

Pero Luke ya había perdido el último gramo de esperanza en el momento en el que los padres de Michael le comunicaron acerca de la difícil decisión que tendrían que tomar, una de las tardes que Luke pasaba en la casa de campo de los Clifford. Donde Michael se encontraba acostado en su habitación, conectado a un montón de máquinas y aparatos que lo mantenían con vida.

Luke se encargaba de cuidar de él, y de asegurarse que día tras día se le administren los medicamentos o las intravenosas que servían para alimentarlo. Siempre le hablaba, aunque no estaba seguro de si Michael podía escucharlo, pero él siempre lo hacía... contándole acerca de su día, de las cosas que estaba haciendo con Idealem, cuanto lo extrañaba, o qué harían luego de que él despertara, aunque dejó de hablar de esto último hacía ya un año.

Los padres de Michael observaban con tristeza al rey de Idealem, sabían que el amor que tenía por su hijo era lo más puro que alguna vez habían visto, y los entristecía ver como la vida de su rey además de girar en torno a su país, giraba en torno al delicado estado de Michael.

La vida social de Luke había disminuido en grandes proporciones, solo asistía a los eventos públicos en los que estaba obligado a asistir, y si podía evitarlo enviaba a alguien por él. La mayoría de los medios asumía que era debido al enterarse la verdadera naturaleza de la muerte de sus padres, y todos los seres queridos que había perdido tan de golpe.

How to be a King » MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora