Capitulo 4

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Había lágrimas en los ojos de Tenten mientras obligaba a Sakura a darse la vuelta.

―Sí, fui muy quisquillosa al escoger en aquel entonces. Pero tú no. Tú solo tenías un requisito. ¿Recuerdas?

Dije que no importaba como se viera o cuánto dinero tuviera siempre y cuanto fuera un buen hombre.  

Lo que demostraba lo joven que había sido. Lo ingenua. Dios, quería volver a ser de nuevo una niña.

―Suigetsu no es un buen hombre, Sakura ―susurró las palabras como si pensara que tenían alguna especie de poder, como si rogara que se adentraran en el corazón de Sakura.

Ella no podía dejarlas entrar. Sakura se apartó y se giró para mirar de nuevo el espejo, tragándose las ganas de llorar. No quería perder a Tenten, pero parecía como si pudiera hacerlo.

Los federales han absuelto a Suigetsu de todos los cargos. Y no me importa lo bueno que sea. Va a ser mi marido. ¿Has visto todos los regalos que ya me ha dado?

Tenten suspiró profundamente y su vieja amiga la abrazó por la espalda.

―No soy estúpida. ―Puso la cabeza sobre el hombro de Sakura―. Me gustaría ser más que una secretaria para poder sacarte de este lío.

El alivio la invadió. Tal vez no tendría que decirle nada a Tenten. ¿Lo entiendes?

La cara de su mejor amiga se suavizó.

―Sé que sientes como que tienes que casarte con él. Creo que eso es malo y que te mereces algo mejor.

¿Entonces ¿por qué estás aquí? ―Ella sollozó un poco. Sería horrible si Tenten se fuera.

Tenten le cogió la mano, dándole un apretón cordial.

―Porque hicimos una promesa. Te querré siempre. Eres mi mejor amiga y eso nunca cambiará. Perdonaré todas las tonterías que hagas y estaré ahí para ayudarte a ocultar los cuerpos. Dios, Saku, llámame cuando necesites enterrar a Suigetsu. Vendré con una pala y una botella de tequila.

Ella se rió un poco pero negó con la cabeza. Una vez que dijera "Sí quiero", estaría en eso para siempre. Sin importar lo que Karin o Tenten dijeran, Sakura iba a hacer que su matrimonio funcionara. Incluso si su marido era un imbécil redomado.

Tenten la miró más de cerca.

―Te ves pálida. No estás comiendo, ¿verdad?

He tomado un ligero desayuno. ―Por supuesto, ahora eran casi las tres y todo lo que había tomado era un pomelo. Con un poco de azúcar y se había sentido culpable por ello.

―Te lo digo Sakura porque sé lo que quiere decir eso. Estás casi en las últimas. Voy a llamar al servicio de habitaciones. ―Tenten se dirigió al teléfono.

No. Me voy a casar en una hora. No puedo comer.

―Comer es normal. Tienes que hacerlo o te vas a desmayar.

Ella se sentía un poco débil, pero...

Comeré después de la ceremonia. Es solo que...Karin ha dicho que el vestido se ve muy ajustado. No quiero ser la novia gorda.

―No lo eres. Karin ha metido esa idea en tu cabeza porque es una perra odiosa. Eres perfecta como eres. De verdad, tienes toda una ceremonia y fotos. Pasarán horas hasta que puedas volver a comer, por lo que me voy a asegurar de que lo haces ahora.

Tenten, yo...

―Maldita sea. Soy tu mejor amiga. Voy a cuidar de ti. ―Cogió el teléfono. ―Sí, estamos en la suite 2010. Correcto, la suite presidencial. Necesitamos un par de hamburguesas.

 ―Una ensalada. ―Si comía una hamburguesa, reventaría el vestido. Pero una hamburguesa sonaba tan bien. ―Sin condimentar.

Tenten puso los ojos en blanco.

―Una ensalada con pollo a la plancha y vinagreta al lado. Y una hamburguesa, mediana con patatas fritas y dos coca colas light. ―Colgó―. Voy a hacerte comer algunas de esas patatas fritas. ―Se detuvo un momento. ―Sabes que te quiero, ¿verdad?

Lo sé. ―Ella contaba con eso. Algunas veces, la única cosa en el mundo con la que podía contar era su amistad con Tenten―. Por favor, entiende que todos tenemos que hacer lo que sentimos que es lo mejor.

Los labios de Tenten se movieron en una expresión casi triste.

―Es cierto. Solo necesito que sepas que quiero lo mejor para ti. El teléfono de Tenten sonó.

Deberías contestar ―dijo Sakura. Tenten decía que era "solo una secretaria" pero Sakura sabía que valoraba su trabajo... y a los tres abogados para los que trabajaba. Durante el año que llevaba trabajando allí la oficina funcionaba como un reloj.

―Es Neiji ―dijo Tenten disculpándose. ―Lo siento. Estamos trabajando en un gran asesinato. ¿Te importa? Seguramente tendré que volver corriendo a mi habitación porque mis archivos están ahí.

Ve. ―Estaba orgullosa de que Tenten tuviera la profesión que amaba. La puerta se cerró tras su mejor amiga. Algún día uno de esos tres abogados para los que trabajaba se despertaría y se daría cuenta de lo buen partido que era Tenten. Ella había conocido a Neiji, Lee y Shino. Eran guapísimos e inteligentes y cualquiera de ellos sería un buen marido para Tenten. O los tres.

Sakura dejó caer la cabeza. Tenía que dejar ir esa ocurrencia, pero la idea de esos tres calientes abogados rondaba en su cabeza. No es que pensara que ellos fueran para ella... tenían los ojos puestos en Tenten... pero la idea de ser rodeada por hombres fuertes funcionaba para Sakura.

Amaba a su padre. De verdad que lo hacía, pero había visto a su madre tener que ser la más fuerte toda su vida. Ciertamente no era malo desear algo más...

¿Sería Suigetsu capaz de amarla y protegerla? Ella estaba preocupada por eso... Mirando a la mujer del espejo, Sakura admitió que era su entrada a la rancia sociedad, una segunda oportunidad para Suigetsu. Su primera esposa había sido una modelo. Rin Hatake había sido hermosa y exitosa. Por lo que Sakura sabía, se había convertido en una estrella. Entonces la enfermedad mental había truncado trágicamente su vida.

Dos meses después de la boda, se suicidó.

Pero Sakura no era ella. Era fuerte. No huiría de sus responsabilidades. Una vez que dijera "Sí quiero" estaría ahí para siempre.

Giró hacia el espejo y se arregló el vestido. Era casi el momento de empezar el resto de su vida. Ahora nada podía salvarla de eso.

Una Novia RehenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora