Capitulo 8

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Itachi miró el largo pasillo fuera de la suite de Sakura y se preguntó cómo sería la cárcel. Si Shisui y él eran atrapados, seguramente serían enviados a una cárcel de máxima seguridad para delincuentes violentos. Esperaba no ser popular allí, pero estaba preocupado. Porque en el fondo, sabía que no había ninguna manera de escapar secuestrando y transportando a una debutante a través de las fronteras estatales. Demonios, con la cantidad de equipaje Louis Vuitton que tenía Sakura Haruno, a ellos seguramente también les echarían el guante por hurto mayor de equipaje.

Iba a acabar el resto de sus días como novia de algún matón, siendo cambiado por cigarrillos y algún favor sexual. No era realmente como esperaba que se desarrollara su vida, pero no podía echarse atrás de esta misión. Un hombre no tenía nada si no tenía ninguna lealtad.

―Despejado hasta el ascensor. ―Su hermano estaba como si tal cosa. Ni una sola arruga en su cara mostraba una pizca de ansiedad. No estaba imaginando diez maneras diferentes en las que podía ser apuñalado en prisión. No. Shisui Uchiha estaba inmutable.

Así había sido toda la vida. Nada perturbaba a su hermano mayor...pero por unos pocos minutos, Shisui se había animado mientras observaba a la mujer que seguramente les costaría veinticinco años de su vida. Solo por un momento, había habido algo parecido a la esperanza en la normalmente expresión vacía de Shisui.

Si no tenían cuidado, Sakura Haruno podría costarles más que su libertad.

Itachi empujó el carro de la ropa sucia hacia delante, manteniendo su expresión cuidadosamente impávida. Nada que ver aquí colegas. Solo un par de tíos normales haciendo su trabajo, secuestrando a una pelirosa con bonitas tetas. Sucede todos los días.

En realidad, las tetas de Sakura no solo eran bonitas. Por lo que pudo ver, eran bellísimas. Redondas y suaves...Al principio, había sospechado que estaban aumentadas cosméticamente, pero entonces la abrazó y ella había sido tan suave contra él. Su polla se había puesto dura como una roca. Entonces ella le había mordido.

Y él se había puesto incluso más duro.

Itachi se preguntaba cómo se vería cuando la atara, cuando tuviera tanta cuerda rodeándola que no pudiera moverse. Podía imaginarse el diseño en su bonita piel, una carey que moldearía sus curvas y se envolvería en aquellos pechos, haciendo que sobresalieran orgullosos. La vestiría con una cuerda de seda y nada más. Bueno, casi nada más. Aquellos ridículos tacones que llevaba se verían muy bien envueltos alrededor de su cuello, mientras él empujaba su polla dentro del que seguramente sería un coño muy ceñido.

―¿Hay algún problema hermano?

Itachi casi gimió. Estaba en mitad de una empresa criminal y muy duro, pensando en todas las formas en que podría tomar a su bonita y pequeña rehén.

No iba a ir a la cárcel. Iba a ir al infierno en un cesto de mano. Bueno, en un carrito de lavandería, al menos.

―Voy corriendo.

Pero no lo haría, no del modo en que quería. No, no iba a correrse alrededor de Sakura Haruno en absoluto. Volvió a empujar el carro y juró a todos los seres místicos del universo que no iba a molestar a su prisionera. De ninguna manera. Iba a guardarse las manos para sí mismo. De la única forma en que se correría en un futuro cercano era por el poder de su propio puño o con una prostituta bien pagada.

Y no estaba por encima de cualquiera de los métodos.

La puerta del ascensor estaba abierta al final del corredor, no el bonito que utilizaban los huéspedes, sino el ordinario, de tamaño industrial destinado a mantener a los trabajadores fuera de la vista de la elegante clientela del hotel.

Una Novia RehenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora