Capitulo 25

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 Después de gatear hasta los pies de la cama para no molestar a Shisui ni a Kakashi, Sakura se desperezó y salió por la puerta del dormitorio. Los hombres todavía estaban dormidos y finalmente había oscurecido, pero al parecer ella no podía quedarse dormida. El jet-lag, el cambio de zona horaria, y la breve ausencia del sol cada noche habían desordenado su organismo.

Debería estar cansada... o al menos en reposo. Después de más orgasmos de los que podía contar, Shisui y Kakashi la habían metido en un jacuzzi con sales de olor a lavanda para ayudar a aliviar su dolor. El agua caliente la había relajado, pero cuando todos cayeron en la cama, el sueño no había venido por ella. En lugar de eso su estómago rugió, enviándola en busca de un bocadillo nocturno. Toda la vigorosa actividad había aumentado su apetito.

A pesar de que nadie estaba mirando, ella se sonrojó mientras caminaba por el vestíbulo llevando puesto nada más que la camiseta de Kakashi. Al doblar el pasillo hacia la cocina, Sakura divisó el resplandor apenas perceptible de un monitor y el sonido de una voz familiar hablando.

Mi esposa está desaparecida. No tengo tiempo de hablar de algo tan ridículo como los reclamos de ese abogado. Voy a demandarlo por difamación. Si en realidad conociera a Sakura, sabría que ella nunca dejaría plantada a su familia. Ella es demasiado pura para interesarse en tórridos negocios.

—Por supuesto yo no tengo ningún interés en negocios tórridos. No sé porque estoy desaparecida. Y no soy su esposa—masculló ella para sí misma.

Le revolvió el estómago que Suigetsu se pavoneara ante las cámaras mientras fingía preocuparse por ella. ¿Y qué diablos quería decir con "pura"? ¿En qué siglo estaba viviendo él?

Cuando entró en la habitación, Itachi desvió velozmente su mirada hacia ella, examinándola de pies a cabeza.

—¿Necesitas algo, Sakura?

Ella encendió la luz.

—Parece que no soy la única que no puede dormir. Lo siento, no fue mi intención molestarte. Acabo de venir a hacerme un bocadillo y comprobar a Gigi.

Itachi estaba de pie, la cara oculta. Se había duchado recientemente y ahora solo llevaba puestos sus vaqueros de cintura baja y unos calcetines, dejando al descubierto cada marcado músculo de su torso. Su cabello aún estaba húmedo. Él lo había peinado hacia atrás. Colgaba más largo que el de Shisui o el de Kakashi, lacio en torno a sus orejas. Itachi lucía tan masculino y hermoso parado en las sombras que Sakura tuvo problemas para respirar.

—Um, creo que ellos están extenuados. —Él hizo un gesto con la cabeza hacia una cama de perro de apariencia cómoda en el rincón. La cabeza de Gigi estaba descansando sobre el hombro de Butch y el perro más grande estaba rodeándola.

Sakura había estado un poco así, abrazada con Shisui y Kakashi. Cada vez que se había dado la vuelta, uno de los hombres la había arropado en sus brazos, así ella se sentía caliente y segura. Hasta que el hambre y el desasosiego la habían sacado del acogedor lecho.

—Supongo que debería acostumbrarme a los perros mestizos. No puedo imaginarme a Gigi saliendo de esto sin una camada. —Butch y su Yorkie se veían tan lindos juntos que ella no pudo evitar sonreír.

—Bien, supongo que a estas alturas estás acostumbradas a los perros mestizos, después de un par de horas con Shisui. Kakashi es un purasangre pero deberías saber que mi hermano y yo venimos de la nada. —Su guapo rostro estaba completamente inexpresivo, pero él dijo las palabras como una burla.

—¡Guau! Ese es un resentimiento muy grande. ¿Quién era ella? Porque ningún hombre se vuelve tan cínico sin que una mujer esté involucrada.

Una Novia RehenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora