Itachi se estiró y miró hacia la vasta extensión de verde. Desde el amplio porche delantero, él se llenó los ojos de las montañas que se levantaban como el sol.
El amanecer había llegado, aunque en realidad no significaba mucho en esta época del año. Los días de verano en Alaska aparentemente parecían no tener fin. Su organismo no se había adaptado totalmente de la hora de la Costa Este.
El olor del café llenó sus fosas nasales. No había dormido mucho. Sin importar si eso era debido a que el sol apenas había caído por debajo del horizonte, o al hecho de que no podía refrenar su cerebro. Al final todo era culpa de Sakura. Había pensado en ella toda la maldita noche. Una y otra vez durante esas largas horas, su mente había jugado con los recuerdos de Sakura mientras él había estado de pie fuera de la puerta de la cocina y la había escuchado jadear, estremecerse y gritar mientras se corría. Bajo la mano de su hermano. Y al parecer por primera vez.
¿Cómo demonios una mujer que se veía como ella se las había arreglado para lograr mantenerse virgen? Odiaba a Suigetsu Hozuki, por diversas razones, pero nunca había pensado que el hombre fuera un idiota. Cualquier varón heterosexual que pudiera estar prometido a Sakura Haruno y no la mantuviera en la cama durante días y días era obviamente un completo idiota.
Pero Itachi sabía que no era exactamente inteligente tampoco. Ninguno de ellos lo era si creían que podía realmente quererles.
―¿Así que se alejó de ti? ―preguntó Itachi, mirando a su hermano que estaba sentado en una mecedora a menos de cinco metros de distancia.
―Se asustó. ―Shisui tomó un sorbo de café, sin mirarlo―. No es tan sorprendente.
Tiene muy poca experiencia. Tenemos que tener cuidado con ella, pero está progresando.
¿Su siempre-enamorado hermano había perdido la razón?
―Huyó de ti. No podía salir de la cocina lo suficientemente rápido.
El rostro de Shisui mostraba consternación.
―No, Sakura tenía miedo, no de mí o de Kakashi. Le gustó la forma en que la tocamos. Mucho, de hecho. Lo que sentía la asustó. Ponte en sus zapatos. Si su familia está dispuesta a traicionarla, es muy difícil que vaya a encontrarse confiando en alguien, sobre todo en los tíos que la secuestraron. Pero ella quiere lo que nos estamos muriendo por darle. No será capaz de resistirse durante mucho tiempo.
Shisui sonaba más lleno de seguridad de lo que Itachi lo había oído nunca, a excepción de los asesinatos. Su hermano nunca se preocupó de no ser capaz de llevar a cabo un objetivo, pero cuando se trataba de mujeres, a menudo parecía muerto por dentro. O tal vez la actitud de Shisui tenía su origen en el hecho de que no se había preocupado por las mujeres que habían compartido en el pasado. Tal vez había acompañado lo que querían Itachi y Kakashi. Después de todo, Shisui nunca había traído una posible mujer para ellos. Claro, había disfrutado del sexo, pero nunca había luchado por una chica de la manera que estaba luchando ahora por Sakura.
―¿Alguna vez te cayó bien Izumi? ―Nunca antes se lo había preguntado.
Ahora Itachi se dio cuenta de que una vez que se había enamorado de Izumi, había asumido que su hermano también lo haría... con el tiempo.
Shisui negó con la cabeza.
―Me resulta difícil interesarme por una mujer que es completamente fría. Como enfriador de cervezas, funcionaba a la perfección. Podría dejar una cerveza al lado de esa mujer y estaría helada en tres punto cinco segundos.
¿De dónde había venido el sentido del humor?
―¿Podrías ser serio?
―Muy bien. Aquí está la verdad: Izumi estaba interesada en ti, porque a ella le gustaba tener del brazo a un hombre educado en Harvard. Quería a Kakashi por sus relaciones sociales y sus millones. Me toleraba porque follar conmigo era el precio de la entrada si quería manteneros a los dos. Y nunca dejó que me olvidara de eso.
ESTÁS LEYENDO
Una Novia Rehen
RomanceUna novia rehén Sakura Haruno acepta desposar al millonario Suigetsu Hozuki para salvar a su familia. El día de su boda debería ser el más feliz de su vida... excepto que ella no lo ama. Y no puede dejar de preguntar si está cometiendo un error. Aun...