4 - Malhumor, óvulos y mensajes de texto (+18)

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Recuerdo las palabras de Bertholdt: “No importa demasiado si tienes una oficina para ti sola”. Quería correr a casa para decirle que nunca había estado tan equivocado.

Definitivamente mi nuevo “jefe” era una persona desafiante. Me impuso una serie de condiciones en horario laboral, como no utilizar el celular, no dormir y no leer material que no sea del trabajo, exactamente todo lo que hacía en mi cubículo cuando trabajaba con Hange...

Lo que más afectaba es que tenía terminantemente prohibido utilizar mis auriculares. Pensé que al menos me iba a dejar tipear al compás de mi música preferida, pero según su retorcido criterio, eso provoca distracciones. Vete al carajo, Ackerman. Había trabajado de esa forma durante dos años y no tuve una sola queja. Pero debía acatar... Debía hacerlo por Zeke.

Seguidamente me preguntó “¿Quedó claro, mocosa?” y mi boca titubeante le contestó “C-Claro, jefe”. Las torturas de este hombre son tan ínfimas, pero duelen como la mierda. ¡Es que decirle jefe a este tipo era una completa tortura!

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Creo que nunca había sentido tanto estrés como esa mañana.

El “jefe” me tenía corriendo de aquí para allá, entregando documentos, haciendo llamadas, haciendo copias de memos, y todo sin dejar de insultarme. Para él, no era aceptable que me haya ganado ese puesto, solo porque había realizado una única tarea con mucha excepcionalidad, por lo que debía esforzarme para demostrarle que no era una maldita vaga, como había mencionado unas quinientas veces ese día.

Mi ansiedad me estaba matando. Debía tomarme un jodido café o iba a moler a golpes al enano. Fui a prepararme uno y recordé el episodio del café que tuve con él. Desde ese momento, quise dirigirme hacia él en repetidas ocasiones y meterle la taza por el culo.

-Na. No podría hacer eso -dije mientras bebía mi café y leía un manuscrito.

-¿Qué cosa? -respondió el demonio Ackerman, levantando la mirada desde su escritorio.

Mierda... Lo dije en voz alta.

¿Olvidé que no estaba sola en la maldita oficina? ¿Estaba drogada o algo por estilo? No, solo fui tremendamente estúpida.

-Eh... cambiar el formato de este párrafo... sin su autorización... jefe -expresé casi murmurando.

-Hazlo. De todas formas, el que tiene que darle la revisión final soy yo -sostuvo calmadamente.
 
Genial. Ahora tendría que cambiar un párrafo que estaba escrito a la perfección debido a que mis neuronas no hicieron sinapsis por unos segundos. Zeke, espero que todo esto valga la pena.

-Me torturaron toda la maldita mañana, y todo porque fumé un par de cigarrillos contigo antes de venir a trabajar -enuncié molesta

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-Me torturaron toda la maldita mañana, y todo porque fumé un par de cigarrillos contigo antes de venir a trabajar -enuncié molesta.

-Oh. No la tienes fácil, pequeña Hoover -me respondió Zeke- Pero mírale el lado positivo, vine por ti como te prometí. Entonces, ahora que ambos terminamos nuestra labor, ¿quieres ir a algún lado? -preguntó recostado sobre su auto.

Los Pecados de Alexandria (Alexandria's Sins) [Levi/Reiner/Porco/Zeke x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora