6 - Dime cuánto café bebes y te diré quién eres

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-Muero por un cigarrillo -murmuré tomando unos sorbos de café.

-Son las 9 de la mañana -reprochó Ackerman

-Siempre es buen momento para fumar.

-¿No eres muy joven como para fumar? -preguntó.

-Tengo 22 -respondí.

-Lo ves. Eres una mocosa.

Las conversaciones con este hombre siempre se reducían a que era una maldita mocosa o que dejara de cantar esa maldita canción. No importa qué tan ocupados estuviésemos, él con el director y yo ayudando a Ellen, tenía un sexto sentido que le decía que debía buscarme por todo el set en el momento justo en el que yo decidía “tomar un descanso”. Si el infierno existía, seguro era algo parecido a esto…

Íbamos por el tercer día de grabación  y todavía faltaban muchos días más. Si bien la relación laboral con el jefe estaba mejorando, no podía decir que estaba tranquila, sobre todo luego de mi encuentro con Zeke y Yelena.

Sin embargo, no disponía ni del tiempo ni de las ganas para sucumbir ante la ansiedad, sobre todo cuando escuchaba gritar a Ackerman en pleno set.

-¿Cuál es el maldito problema? Siga el libreto. No es tan difícil -sentenció el jefe.

-Lo lamento, Shiganshina. Esta toma es muy complicada y ya estamos muy atrasados. Tendremos que sacarla.

-Jefe, déjeme hablar a mi -dije interrumpiendo calmadamente- Señor director, esta escena es bastante importante para el desarrollo de la obra ¿Por qué no llamamos a May para ver qué piensa?

-La llamaré ahora mismo -respondió Ackerman sacando rápidamente su celular.

Empezaba a creer que mi trabajo era de hacer de la mediadora pacífica entre el jefe y su actitud de mierda para tratar con las personas. Esas situaciones se repitieron muchas veces más y había momentos en los que no aguantaba y tenía que ir a fumar a escondidas. Fue en una de esas veces que el jefe me encontró, mientras conversaba con unos muchachos del equipo de iluminación. Huyeron despavoridos cuando lo vieron venir. Yo solo escuché “Otra vez fumando”.

-¡Vaya! Usted sí que es popular -dije viendo cómo se iban los muchachos.

-No seas insolente, mocosa -responde Ackerman acercándose a mi- Deberías darte cuenta que los provocas

-¿Pro… vocar? ¿De qué me habla? -alcé una ceja.

-De la forma en que te vistes -enunció de muy mal humor.

Bueno, lo sabía. En el fondo no quería creerlo, pero ahí estaba el comentario machista. ¿Qué tenía de malo vestir lindas faldas? Exacto. No hay nada malo en vestirse como uno desee.

-Jefe…¿Es en serio o es una broma? -expresé atónita tirando la colilla de mi cigarro.

-¿Crees que bromeo? -replicó con una mirada de enojo.

-Con todo el respeto que usted querido jefe se merece, me importa un comino lo que piense. Me vestí de esta forma por dos años en la editorial y no percibí amenaza alguna. Si usted cree que es así, entonces el que se siente provocado por mi es usted.
 
-¡¿Qué estás dicien…?!

-Y le voy a decir algo más -interrumpí algo exasperada- Nadie le dice a usted que no ande provocando con su vestimenta, su cabello, lo que fuere. Lo que acaba de decir justifica la cultura de los abusos sexuales.

-No seas tonta, mocosa. Nunca justificaría algo como eso -respondió el jefe viéndome de lado y un tanto irritado.

-¿Y por qué está diciendo que atraigo hombres por la forma en la que me visto? Dígame, ¿acaso usted se siente atraído? -respondí acercándome a él.
 
-Tsk. Solo ponte a trabajar, ¿quieres? El descanso terminó -masculló enojado alejándose.

Los Pecados de Alexandria (Alexandria's Sins) [Levi/Reiner/Porco/Zeke x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora