Los Pecados de Alexandria (Alexandria's Sins) [Levi/Reiner/Porco/Zeke x OC]

8 - Canta para mí

Sábado a la mañana y yo seguía entre las sábanas y con el aire acondicionado prendido. Estaba sumamente cansada. Había practicado hasta muy tarde para la apertura del bar del amigo de Porco. Bertholdt fue a despertarme, pero lo mandé a volar. Luego me arrepentí y me levanté, porque no era como si pudiera a quedarme a vivir en mi cama.

-¿Y qué vas a cantar hoy? -preguntó curioso mi hermano mientras le servía su desayuno.

-Esta noche vas a saber -respondí sirviendo café para ambos- No quiero arruinar la sorpresa.

-Sería lindo que cantes esa canción que interpretas a la perfección -sugirió.

-¿'Catch Me'? Es muy lenta y triste. No es para una ocasión como esta.

-Qué lastima -tomó un sorbo de café- Bueno, ya habrá oportunidad para que la cantes en frente de un público.

-De todas formas ustedes van porque se celebra el cumpleaños de Pieck. Ni siquiera van a verme a mi -me senté a desayunar.

-No digas eso. Vamos a verte a ti también. Además, hace mucho que no tocas. ¿Cuándo fue la última vez? -preguntó.

-Hace dos años -respondí cortante mirando mi celular- Cuando trabajaba en el bar de Tom.

En mi travesía hacia la adultez, solo tuve dos trabajos. El primero fue en un bar en donde tocaba, el cual tenía show de drag queens, y el otro fue mi trabajo en la editorial, es decir, mi actual trabajo. Cuando empecé la pasantía en la editorial tuve que dejar el bar por cuestiones de tiempo. Siendo muy honesta, extrañaba ese lugar. Allí me sentía tan cómoda y tan aceptada por los clientes e incluso por los demás trabajadores del bar. Cielos. Estaba pensando que tendría que visitar el lugar y llenar un poco mis oídos de las canciones de Lady Gaga.

Como no tenía mucho tiempo para perder, terminé de desayunar y me fui a entrenar con Annie como todos los sábados. "Por fin haremos algo más divertido" me dijo cuando le mencioné que íbamos a vernos más tarde en el bar. Oh, si. Será divertido para ti. Para mi ya estaba empezando a ser una tortura.

Desde que puedo recordar, mi ansiedad se ha llevado todo lo bueno de mi. Cada vez que tenía que cantar en frente de mucha gente mi estómago tenía una batalla campal, mis dedos se enfrentaban entre ellos y mi nerviosismo me provocaba dolores de cabeza. Este era otro episodio de aquellos.

El reloj marcaba las 8 de la noche y yo me encontraba recorriendo un poco el bar. Iba a tocar a las 10, así que tenía tiempo de sobra. Ya había bastante concurrencia al ser noche de apertura. Agradecí haber llegado mucho antes a probar el sonido, porque honestamente estaba muy nerviosa.

-¡Aleeeeeex! -escuché a unos metros de mi, viendo a un muchacha acercarse.

-¡Pieck! ¡Qué bueno verte! -dije abrazándola fuerte- Feliz cumpleaños. Bueno, en realidad fue el lunes, pero mejor tarde que nunca -le entregué un pequeño regalo.