CAPITULO 23

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El día fue normal. Hasta el momento nadie las había molestado y aquelloera bueno, o eso pensó la ojiverde, hasta que llegaron a la cafeteríadurante la hora del almuerzo. Llevaba la mochila en su espalda y hablabacon Lala, intentando distraerla por si se encontraban con Valeria.Poché no había parado de sonreír en todo el día. 

-Nosotras buscamos la comida y ustedes dos cuiden la mesa- les dijoKim guiñándole a Lala, se fue con Juli, dejándolas a ellas dos. 

-Bueno ¿Sabías que, según Juli, Abisambra besa con lengua?- preguntómientras se sentaban en una de las mesas, Laura la miró alzando unaceja. 

-Ya se lo que intentas hacer, Poch- dijo acomodando sus brazos sobre lamesa, Poché abrió los ojos. 

-¿Ah si? Porque hablo enserio, es la palabra de la castaña contra lanuestra- 

-Descuida... yo aún no le he visto y cuando lo haga... igual la voy aignorar- dijo bajando el rostro y Poché la hizo alzarlo, sujetándola por labarbilla. 

-Ambas sabemos que esa es una gran mentira- dijo viendo como suamiga rodaba los ojos - Ella es una idiota-

-Si, es una idiota- repitió Lala, sonriendo. 

Durante estos meses Laura le había hablado sobre Valeria y habíantomado como terapia decir que era idiota, cada vez que se sintiera mal. 

Hablaron durante un rato, hasta que sintió la voz de Samuel en su oreja. 

-Hola, rarita- saludó, rodeándole el cuello fuertemente con el brazo, Poché tosió varias veces -¿No te gustaría comer con nosotros?-

-No... suéltame- dijo apretándole el brazo, pero Austin no la soltaba. 

-Déjala- Laura le dijo levantándose y queriendo darle una cachetada. 

-Vamos Garzón. Todos te esperan- agregó el chico, levantándose yarrastrando a Poché con él, la ojiverde parecía necesitar con urgenciarespirar mientras la llevaban a la mesa.

-¡Oye!- le gritó Lala y los siguió

- Aquí estamos- dijo Samuel sentando a Poché en la silla, junto a Luis, aunrodeando el cuello de la chica . 

-¡Poché, que sorpresa!- dijo Luis riendo, al ver el rostro púrpura de laojiverde. 

Poché apenas si podía respirar e intentaba soltarse del brazo de Samuel alrededor de su cuello.Observó que justo frente a ella estaba sentada Camila, que la observabacon los ojos abiertos y una notable preocupación en ellos. 

-Samuel, déjala en paz- dijo observando con enojo a su novio, él se ríocínicamente. 

-Amor, ¿no te das cuenta de qué la rarita es una invitada mía? No leestoy haciendo nada- Poché no opinaba lo mismo y cerró los ojos por un momento, ya que sesentía tremendamente mareada. 

-¡Suéltala, las estás ahogando!- gritó Calle y Samuel la soltó con fastidio,Poché comenzó a toser. 

-¡Cof, cof, cof!- se sujetaba la garganta mientras observaba de reojo aDaniela. 

La castaña parecía querer acercarse para frotarle la espalda, pero todosestaban mirándola. Daniela tuvo que resistir la urgencia de tocarla yapretar las manos sobre el regazo, sin dejar de mirar los ojosesmeraldas. 

-Lala...- murmuró Poché por debajo, pero no veía a su amiga. 

Logró encontrarla, al verla salir por la puerta de la cafetería, seguida deValeria. Poché se preocupó e intentó irse, pero Luis le capturó la manoy la obligó a sentarse. 

-¿A dónde vas, bonita?- le dijo sosteniendo su mano entre las suyasmientras Poché seguía tosiendo.

Daniela clavó sus ojos asesinos en Luis y este de inmediato soltó la manode Poché, sentía un frío helado recorrerle el cuerpo y podía jurar queeran por los fulminantes ojos avellana de Calle. 

-¿Ibas con tu novia?- preguntó Samuel, riéndose, al ver la pobre cara dePoché. 

Poché comenzó negar mirando a Daniela a los ojos, quería asegurarleque no tenía novia y al hacerlo, Daniela sonrió de forma alegre. Samuel sedio cuenta de eso y la llamó. 

-Amor, ¿sabes que te amo?- le dijo dándole un guiño y Poché hizo unamueca, quería irse. (Adiós a mi desayuno) 

Daniela no lo miró ni una sola vez y asintió, sonriendo. 

-Yo también te amo- dijo mirando fijamente a Poché a los ojos, la ojiverdesintió la piel cosquillearle y el corazón en la garganta.

¿Se lo estaba diciendo a ella? Daniela, después de haberlo dicho, abriólos ojos y se sonrojó como una loca, agachó el rostro y comenzó abalbucear

-Yo... Mmm... supongo... bueno... también... bueno... claro- término con la cara roja, Samuel frunció el ceño, observando como las doschicas se miraban. 

-Bueno, rarita. Me contaron por allí, que estás enamorada- comentóSamuel, burlón, y logrando que todos en la mesa soltaron un "Uhhhhh" Calle no la dejó de ver ni un segundo. 

-Yo... bueno, no te importa- dijo con el rostro sonrojado e intentó irse denuevo, Samuel la tumbó por los hombros y la hizo sentarse. 

-¿Quién es? Confiesa, ¿es Villa?- preguntó burlón, observando a sunovia con intención. Poché lo pudo ver, en los ojos avellana habíadolor. 

-No y si fuera así no te lo diría- gruñó para luego volver a ver a Daniela, lacastaña le devolvía la mirada y no escuchaba a nadie más. 

Samuel ya estaba sintiéndose amenazado por la estúpida cara que hacíasu novia al ver a la ojiverde, no le gustaba la manera en que se miradano y su orgullo masculino estaba siendo dañado. (¿Tiene alguno?) 

-¿No tienes amigas? Podrías largarte de una vez- le dijo irritado mientrasiba al lado de su novia y se sentaba junto a ella, rodeándole los hombroscon el brazo. 

-Pero, tú...- comenzó un confundida por su actitud y sus ojos verdes sevolvieron fríos, al ver el brazo del chico sobre Daniela. 

Samuel sonrió triunfante, pero, no duró mucho, cuando Calle se revolvióincomoda y se alejó un poco del chico, cortando el abrazo sobre suhombro. Él la miró sorprendido y después con enojo a la causante detodo esto, que ahora sonreía.(Poché: 1 - Samuel: 0) 

-Quita tu asquerosa cara de mi vista, antes de que te la rompa en dos- amenazó y Poché abrió los ojos, intentando por todos los medioslevantarse.

 -¡Austin!- lo reprendió Camila, mirándolo con reproche y después volteó aver a Poché, que ya se había ido, y soltó un suspiro. 

Poché salió corriendo rápidamente de allí, para volver a su mesa ¿Quéle ocurría a ese idiota? ¿Estaba en sus días o algo así? Que bipolar, fuemucho para el gusto de Poché, que seguía un poco alegre por habervisto a Calle. Lo mejor de todo era que esta vez no le había insultado.Tal vez, este lograra ser un gran año.




-Malu


RIVALES | CACHÉ ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora